7 de octubre de 1988, en Lagarto, Brasil, nace un niño en una familia humilde. En esa misma época, un futbolista argentino, llamado Diego Armando Maradona está causando sensación en el fútbol italiano. El padre de aquel niño luchó muchos años de su vida por convertirse en profesional, pero no lo consiguió. El señor, Jorge Jesús Costa, tenía pocas claras y una de esas era que su hijo se llamaría Diego, por Diego Armando Maradona.
El sueño de convertirse en profesional quedaría sembrado en sus hijos, Jair y Diego. Jairzinho y Diego Maradona estaban presentes en la familia Costa. Los dos niños jugaban fútbol hasta que oscurecía, las comidas se convertían en cenas por sus deseos de ir detrás del balón. Jair parecía tener más cualidades, pero Diego nunca bajó los brazos y conforme fue creciendo iba mejorando.
Josileide, su madre, confiesa que Diego asistió siempre a colegios privados, pero la familia nunca tuvo que pagar nada, ¿la razón? El talento de Diego para el fútbol. «Sus entrenadores decían que sería profesional», relató la madre en el programa Informe Robinson.
En el campo, Diego tenía dos cosas que le notaban en cuanto comenzaba el partido: talento y agresividad. El joven brasileño se metió en muchísimos problemas por no saber contenerse. A la más mínima provocación se iba a los puños. «Siempre jugó así, es un futbolista que va por todas, y no le tiene miedo a nadie, su estilo de juego refleja lo que ha costado estar en el lugar que está», dice uno de sus amigos de la infancia.
Sus cualidades futbolísticas no pasaron desaparecibidas por mucho tiempo, Diego recibió una invitación para jugar en Portugal y, a pesar de no tener el consentimiento de sus padres, decidió irse. Apenas tenía 16 años. Su madre no quería que fuera porque aún era muy niño, pero él dio su palabra de que iría y la cumpliría. «Mamá, he dado mi palabra y me voy a ir. Si no me dejan, me escaparé. Soy un hombre de palabra», dijo Diego.
La aventura de Diego en el fútbol apenas comenzaba. Portugal, España e Inglaterra. Luchó como pocos para convertirse en uno de los mejores delanteros del planeta y lo ha conseguido. Aunque como bien dice su padre: «Con el nombre de Maradona y nuestro amor por el fútbol, ya iba ganando».