La noche histórica de la Selección de México en Columbus no se podía terminar sin una entrega de REFLEXIONES INVICTAS. Hay muchas cosas positivas, pero también toca puntualizar lo que se debe trabajar/considerar para los próximos compromisos eliminatorios.
¡¡VAMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS!!
→ Adiós a los fantasmas. Se terminó la racha en Columbus. Había que ganarlo y, aunque hubo ratos de descontrol, se consiguió. Nos gustó muchísimo el primer tiempo de México y del segundo tiempo destacamos que nunca se dejó de buscar el triunfo. Sigue habiendo mucho por trabajar, pero las sensaciones, en una aduana en la que NUNCA se había ganado, son realmente positivas. Osorio y sus muchachos pasaron una prueba que ninguna otra generación había aprobado. Un noche que, sin ningún tipo de duda, quedará para la historia.
→ El sistema e intención de Juan Carlos Osorio. 3-3-1-3 a lo Bielsa para atacar y ajuste a un 4-2-3-1 (ó 4-4-2 si la presión estadounidense era intensa) cuando había que defender. Osorio sorprendió a Klinsmann, logrando que su equipo fuera ampliamente superior en la primera mitad. Hubo gol, se dominó y -lo más importante- se controló el accionar. Jugaron defensores y mediocampistas de buen pie, por lo que hubo limpieza en la salida. Y, con tanta calidad en el ataque, hubo generación (dos en el poste además del gol de Layún). El segundo tiempo no fue tan sólido y es que, aunque se mantuvo la idea, la salida de Reyes vino mal, la lesión de Guardado pesó y, bueno, el rival (cambió a línea de cuatro y presionó con más intensidad) también mejoró.
→ El cambio que descontroló todo. El cambio que descontroló al equipo fue la salida de Reyes. Inició como marcador por derecha, pero, tras la lesión de Guardado, se ubicó como ‘libero’ en la línea de tres y se estaba viendo muy bien. Lamentablemente, la amarilla lo condicionó y Osorio no quiso sufrir lo mismo que Uruguay en Copa América (una tarjeta roja que complicó todo). Diego no suele volverse loco con amarillas, pero era un riesgo que, como Osorio, nosotros no habríamos corrido. El tema acá fue que Hugo Ayala, que reemplazó a Diego, no se metió al partido. Erró en sus intentos por anticipar y complicó la historia en el arranque del segundo tiempo. Si hubiera terminado en empate, todos irían contra Osorio, pero el cambio, en ningún momento, nos pareció una locura. Confió en Ayala y éste, otra vez, no le respondió. Hay que apuntarlo en la libreta, Juan Carlos.
→ Miguel Layún, goleador y asistente. Tuvo un lapso en el segundo tiempo en el que lo notamos desconcertado, pero, más allá del mismo, fue de lo mejor del encuentro. Recorrió bien para hacer la línea de cuatro, cuando tocaba defender, y le metió mucho sentido a sus incorporaciones ofensivas. Marcó, en una acción en la que se animó a pegarle de media distancia, y asistió vía pelota parada. Fortaleza mental, pegada, desgaste y personalidad. Un ejemplo total.
→ Carlitos Salcedo y clases de cómo debe entrar un suplente. Se fue expulsado en el agregado, pero la roja -rigorista- no debe manchar su inmensa noche. Ubicándose como marcador por derecha (posición que ha trabajado en Fiorentina) se mandó un partidazo. Tuvo dos cierres imperiales, salvó los papeles en más de una chance (hasta con la cabeza) y se metió en el bolsillo a Pulisic, quien, a pesar de su juventud, es complicadísimo de defender. Una pena que no estará ante Panamá, pero no tenemos duda de que terminará siendo titular en la Selección de México. Qué bien le vino el cambio de aires hacia el viejo continente, porque nunca lo habíamos visto en tan buen estado de forma…
→ El eterno capitán volvió a aparecer. Jugó como central y como mediocentro. En la última línea, se comportó a la altura. Como mediocentro, por la intensidad y ajuste de USA, sufrió en ratos considerables del complemento. Le costó por la velocidad de Wood/Pulisic, pero su inteligencia y lectura le permitió seguir compitiendo. Lo de su gol no es más que una muestra de lo que ha significado para nuestra selección. Se le han cruzado los cables, pero no tenemos duda de que, junto a Cuauhtémoc Blanco, ha sido el mejor jugador en la historia de la Selección de México (Hugo Sánchez, tristemente, nunca tuvo el impacto que llegó a tener en Europa). Qué grande es nuestro eterno capitán, carajo.
→ Carlitos Vela y Giovani dos Santos. Los compadres volvieron a juntarse en la cancha. De Gio destacamos su sacrificio y recuperación en la primera jugada del gol, pero no lo vimos en su noche. Se le ubicó como mediapunta para marcar diferencia lanzando a los tres atacantes (CH7, Corona y Vela), pero poco pudo hacer. De Vela nos gustó muchísimo su primer tiempo. Se fajó en labores defensivas y puso a parir a los estadounidense por sector derecho. En el complemento cayó en el juego de choque y roce que propuso Estados Unidos, pero lo vimos metidísimo con México. Gran noticia que Vela esté de regreso. Cuando quiere es buenísimo. Ojalá siga queriendo…
→ Héctor Herrera no anda. Fue voluntarioso e intenso, pero volvió a estar impreciso y precipitado en su toma de decisiones. Perdió dos balones que son injustificables: uno de esos terminó en el gol de USA y el segundo pudo ser el 2-1 si Salcedo no se juega el físico. El triunfo se sacó, pero lo de HH se debe analizar muy bien, ya que no es cosa de una noche y tampoco exclusivo de la selección (en Porto no anda). Deberá estar contento con el triunfo, pero no con su trabajo.
→ Alfredo Talavera en el arco. No ha logrado trasladar su nivel liguero a la Selección de México. Se le alineó por sus buenas condiciones en las jugadas aéreas, pero no transmitió seguridad y nos hizo sufrir en varias acciones. Entendimos la intención de Osorio al poner al arquero del Toluca, pero, después de varias oportunidades y ver a los tres arqueros, debería quedar claro que Ochoa es nuestro ‘1’. Sí, se comió siete de Chile (fue víctima de un terrible juego de todo el equipo) y le ha costado en su inicio de curso con Granada, pero, en estos escenarios, suele agigantarse. Para nosotros: #OchoaTitular.
→ La noche del Chicharito. Dura, como cada que se enfrenta a las torres de Estados Unidos. No tuvo participación en el marcador, pero fue el primero en presionar e incomodar la salida del rival. Le tocó hacer trabajo sucio y no le sacó la vuelta. Titular en nuestra selección, siempre.
→ Qué bien entró Hirving Lozano. Veinte minutitos para volver locos a los de Klinsmann. Lo metieron para dañar y eso fue exactamente lo que hizo. Verticalidad y dinamismo puro. Dejó rivales en el camino y metió bolas interesantes al área. Es un jugadorazo. Y seguirá siendo recurrente a nivel internacional, que sus detractores se vayan acostumbrando.
→ El futuro de Estados Unidos. Un partido complicado, pero hay talentos como para pensar en porvenir alentador. Chicos como Brooks, Wood y, sobre todo, Pulisic darán mucho de que hablar en los próximos años. Quizá no tenía el impacto mediático de otros años, pero sigue siendo un combinado sumamente competitivo. Que nadie le quiera restar mérito a la gran victoria del combinado azteca.