Fin de semana de locura con la actividad alrededor del mundo. Entre los horarios del fútbol europeo y el Mundial de Clubes, casi no hemos dormido, pero no podíamos fallarles. Sabemos que esta entrega despertará muchos deseos por mentarnos la madre, así que los leemos en la parte baja de la nota, JAJA. ¡¡VAMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS!!
→ La racha histórica del Real Madrid de Zidane. 35 partidos consecutivos sin derrota. Más allá de estos números y el amplio margen de mejora que vemos en el renglón táctico/estratégico (Zizou ha exhibido flexibilidad en el presente curso), nos quedamos con que, bajo la gestión de Zidane, Real Madrid volvió a ser Real Madrid. El francés regresó esa mística y ese sentido de ‘superioridad positiva’ que hace que los jugadores crean que siempre pueden salir adelante. No, no es un equipo que esté jugando por nota y que asocie de forma excelsa, pero hay una unión y una fortaleza mental que les ha permitido sacar adelante partidos en los que, incluso, se les ha visto superados. El récord quedará para la historia, pero, en unos años, no es lo que destacaremos de los primeros meses de Zizou como DT del club de Chamartín. Destacaremos que, tras la llegada del francés, los jugadores volvieron a creer que mientras lleven el escudo del Real Madrid cualquier cosa es posible. A veces, eso es más importante que cualquier formación táctica.
→ Qué grande es Sergio Ramos. Vimos el gol ante Deportivo y nos quedamos sin palabras. Los antecedentes nos dicen que no tiene nada de increíble que Sergio Ramos marque un gol importante en el tiempo de compensación, pero, en ese momento, no dábamos crédito. ¿Cómo es posible que un tipo al que todos los rivales conocen a la perfección siga haciendo esta clase de goles? La respuesta la da el propio sevillano: fe, entusiasmo, ayuda de sus compañeros y no dejar de creer. No lo decimos en un mal sentido, pero creemos que lo que hace distinto a Ramos es que se aísla completamente del entorno. A veces, nos da la sensación de que se olvida de lo que está disputando y juega como si fuera un partido callejero en Camas. Por eso, suele cometer errores -un tanto infantiles- en el renglón defensivo. Y, por eso, marca goles en momentos en los que otros ni siquiera se asoman al área. Su lugar en la historia del madridismo y el fútbol está seguro. Se hablará del él por años. No será el jugador del Madrid con más goles, más partidos o más títulos, pero su legado va más allá de los mismos. Representa al madridismo (espíritu de lucha, confianza, calidad, combatividad, grandeza, señorío, liderazgo y actitud) y eso va más allá de cualquier récord o reconocimiento…
→ Lionel Messi y su show en El Sadar. Metió el pase distinto en el primer gol del partido, convirtió el segundo tanto y se mandó un gol de antología para sellar su goleador. Y su partido fue más de lo que mencionamos, metió dos pases que, con un Suárez más contundente, hubieran terminado siendo asistencias y se generó dos ocasiones que pudieron aumentar sus registros como goleador. Es tan bueno que ha hecho que lo extraordinario parezca ordinario. Si el segundo gol que hizo ante Osasuna lo hace cualquiera otro futbolista, se habla de la jugada por semanas y, probablemente, se mete en la lucha para el próximo Puskás. Pero, como lo hizo Messi, pues es uno más para las compilaciones de Youtube. Lo dijimos durante el partido y lo repetiremos acá: crea como ‘8’, desequilibra como ‘7’ u ’11’, convierte como ‘9’ y asistente como ’10’. Nadie como él. En números, afortunadamente, hay un monstruo que le compite, pero, en la influencia y juego per se, cualquier comparación resulta ofensiva. Negarlo como el mejor es engañarse. La diferencia entre él y el resto se percibe jugada a jugada.
→ Jamie Vardy está de regreso. Después de 91 días y 16 partidos, Jamie Vardy volvió a marcar con el Leicester City. Y lo hizo tres veces. Sus movimientos no se habían perdido, pero no había estado fino en zona de definición y, por la baja de juego del Leicester, lo lanzaban menos en búsqueda de atacar al espacio. Verlo de regreso es una gran noticia. Vienen las rondas KO de la UEFA Champions League y es momento de verlo compitiendo con la élite de Europa. En Inglaterra ha dejado claro que es TOP, así que toca marcar diferencia a nivel continental. Nos gustó el Leicester City, por cierto. Por primera vez en la Premier League 2016/17 vimos al campeón respetando lo que los llevó al éxito en el -épico- curso pasado. Cedieron la iniciativa, se repartieron bien el campo y liquidaron con eléctricas transiciones. Partidazo de Slimani también, eh. Haciéndola de poste y lanzador, se devoró a la defensiva del City.
→ Tan malo como tu último resultado. Oportunismo en estado puro. Pep Guardiola y cualquier persona exitosa (sin importar el rubro) puede tener 10-15 partidos extraordinarios y los comentarios serán pocos porque era lo ‘presupuestado’, pero si pasa algo como lo que ocurrió ante Leicester City ‘se destapó la mentira’, ‘se terminó el engaño’ y ‘su suerte se acabó’. Las cosas no son así. Cada que pierde sale a flote el superficial argumento ‘sólo puede con equipos armados’. La verdad, nos da un poco de pereza porque hemos explicado que él armó al FC Barcelona más ganador -y que mejor ha jugado- en la historia (sí, el se despachó a tipos como Ronaldinho, Eto’o y Deco, le dio pista a juveniles en los que nadie confiaba como Pedro/Busquets, dejó manejar a Xavi/Iniesta y le cambió la posición a Messi) y que, pese a que en Bayern sí tomó una base mucho más sólida y a un equipo multicampeón, dejó huella en Alemania. No pudo ganar la UEFA Champions League con el club bávaro, pero se jugó como él quiso. Arrasó en el fútbol alemán (a Ancelotti le está costando más) y, hace no mucho, Rummenigge, directivo de Bayern, comentó que nunca habían jugado tan bien como lo hicieron con Pep Guardiola. Y claro, eso sin mencionar lo que dejó en términos de plurifuncionalidad e interpretación en jugadores como Boateng, Lahm, Bernat, Thiago Kimmich o Muller. Entendemos que a muchos les cuesta vivir con el éxito ajeno, pero no es necesario exhibirse así. Pep seguirá haciendo lo suyo y, lo más probable, es que, tarde o temprano, tenga éxito en Inglaterra.
→ Chelsea sigue intratable. 9 triunfos en 9 partidos desde que Antonio Conte optó por jugar con un 3-4-3. No jugaron su mejor partido ante West Bromwich Albion, pero lograron sortearlo. Lo de Diego Costa está siendo descomunal. El arte de hacer mucho con poco. Eficiencia pura. Si Coutinho no se hubiera lesionado, quizá, estaría en nuestro TOP provisional del MVP de la Premier League, pero, ahora mismo, ese puesto está siendo ocupado por Costa (ahí viene Alexis). Somos conscientes de que sus actitudes en el campo suelen dejar mucho que desear, pero si no lo están siguiendo de cerca, hay que hacerlo. Un delantero de muchos matices. Lo mismo rinde como finalizador que como generador de sus propias jugadas. Animal.
→ Bayern Munich, nuevo líder de Alemania. Cayó Leipzig por primera vez desde que ascendió, Borussia Dortmund volvió a dejarse puntos y Bayern Munich goleó al decepcionante Wolfsburg. Después de caer en un bache, los bávaros retomaron el camino y han superado varios compromisos sin muchas complicaciones. Las grandes noticas para Carlo es lo bien que está regresando Robben, el momento que vive Robert Lewandowski y el reencuentro goleador de Thomas Muller. Bayern Munich quiere un título de Liga más y en Europa competirá con/contra cualquiera, como siempre.
→ América y su debut en el Mundial de Clubes. Sufrió ante el cuadro surcoreano. La verdad, lo veíamos venir. Y no por la calidad del rival (que tampoco son ningunos flanes), sino por la presión que traía el equipo por el papelón del año pasado. Su primer tiempo fue espantoso, pero La Volpe supo corregir. El argentino, con toda la experiencia del mundo, entendió que era el momento de ajustar/arriesgar y rompió su 5-3-2 para jugar, un rato, con un 4-2-2-2. Con el cambio de formación/sistema y el ingreso de Arroyo/subida de Oribe, América lo resolvió. Silvio Romero, el que más quiso. No sólo fueron sus goles, sino la calma y claridad que tuvo en los momentos más oscuro del América. El partido había que ganarlo, y lo hicieron. Ahora, a dejar la maleta de la presión y a disfrutar. Están frente a una oportunidad de vida que, manejada con calmita y equilibrio, puede convertirse en histórica.
→ El partido del América ante Real Madrid. Todo que ganar y nada que perder. Real Madrid se sabe superior al resto de planteles en la competencia y, por eso, tiene más presión. En este tipo de torneos, los clubes europeos, curiosamente, son los que se juegan más. Si América cae ante Real Madrid, no pasa nada. Pero, si se da la sorpresa, el batacazo al Madrid le da la vuelta al mundo. Consciente de lo que mencionamos, los jugadores del América deben salir decididos a disfrutar y a jugar sin complejos. Si bien enfrentarán a varios de los mejores jugadores del mundo, pensar en ganar no es una locura. Eso sí, para hacerlo el respeto no debe ser excesivo, se debe creer y deben entender que un resultado positivo sólo será posible si se trabaja al máximo en el renglón colectivo. Individualmente, las comparaciones sobran. Pero, a nivel colectivo, si Real Madrid no se encuentra, la posibilidad de competir está en la mesa. Esperemos que el jueves, pensando en la proyección que un triunfo de esta índole puede darle a nuestra Liga MX/fútbol, América esté a la altura del escenario.
→ Juventus se quedó con El Derby della Mole. Ausencias importantes, flexibilidad táctica de Allegri (inició con un 4-4-2) y capacidad de reacción. Belotti, delantero que nos agrada muchísimo, pegó primero, pero la Juventus, con un Higuaín en su versión más cañonera, orquestó la remontada. Después, en el manejo del encuentro, entró Paulo Dybala y le metió genialidad. La jugada que hizo previo al gol de Pjanic sólo está al alcance de unos cuantos elegidos. Qué bueno que La Joya está de regreso, que su aporte en zona de definición lo extrañaba Higuaín, Allegri, los hinchas de la Juventus y cualquier aficionado al que le guste que se trate bien a la pelotita. Es un crack.
→ El Superclásico de Carlitos Tévez. Hacía mucho tiempo que no gozábamos tanto viendo un Superclásico de Argentina. Pensamos que no había transmisión en México vía TV y nos preocupamos, pero, afortunadamente, ESPN se alivianó y pudimos gozar del partidazo sin ningún tipo de dificultad. Por momentos, un encuentro sin batalla de mediocampo. En lapsos considerables pareció una pelea de box (con tanta ida/vuelta) y, al final, Boca Juniors demostró tener más pegada. Lo de Carlitos Tévez fue memorable. El Clásico de la gallinita, por la instancia, no se olvidará nunca, pero este es El Superclásico que mejor ha jugado Tévez en toda su carrera. La hizo de ‘9’ y de ’10’. Marcó dos goles, pero también asistió y creó. Tévez tuvo libertades en toda la región de mediapunta y despedazó a River: se metió entre líneas, condujo, orientó el juego a conveniencia de Boca y se dio su tiempo para marcar. Bien el River que reaccionó antes del complemento, pero defensivamente se vio muy, muy, frágil. Mucho espacio entre la línea de cuatro y el doble cinco, lo que fue perfectamente aprovechado por Tévez, Bou y Pavón. Qué lindos pueden ser los Superclásicos cuando predomina el deseo de ganar y no el miedo a perder..
→ Internacional de Porto Alegre a la B. Se fue un histórico de Brasil. Tuvieron chance hasta la última jornada, pero era demasiado tarde. 43 puntos en 38 jornadas disputadas llevaron al equipo rojo a su primer descenso en 107 años de historia. Una pena por su numerosa afición, pero pagarán el precio de un año espantoso a nivel deportivo. Buscarán fichar a sus mejores jugadores y tocará ver si éstos aguantarán para componer el fracaso histórico. No hay equipos exentos, Invictos. Un mal añito (sobre todo en el sistema europeo y el de Brasil) y no la cuentas…
→ Manchester United se sacó la malaría de los empates. Le pegaron a uno de los equipos más complicados de la Premier League: el Tottenham de Pochettino. 1-0, que pudo ser más amplio. Los de Mourinho comienzan a encontrar los resultados y las sensaciones van mejorando. Muchos esperan que Pogba haga mil goles y quinientas asistencias, pero su rol es distinto. Se ha ido adaptando a la posición de mediocentro y, pese a todo lo que comenta su pandilla de haters, ha hecho bien las cosas en el pasado reciente. Y, bueno, la otra gran nueva es que Mkhitaryan está siendo el que todos vimos en Dortmund y Shakhtar. Jugando cargando por la derecha, está siendo un diferenciador partido a partido. Ojalá la lesión que sufrió no lo aleje mucho de las canchas porque cada vez se le veía más confiado. Estando en condiciones, TITULAR SIEMPRE, José.
→ Raúl Jiménez sigue respondiendo en Benfica. Mientras en México se crítica por decreto y se revienta con base en highlights (resumen de partidos)/opiniones de terceros, Raúl sigue respondiendo a la confianza que le ha brindado Benfica, quien lo colocó como el jugador por el que más dinero ha pagado en toda su historia. El mexicano ha sido titular en 4 partidos y en los 4 ha convertido, al menos, un gol. Trabajó, fue paciente y, parece, le está comiendo el mandado a Mitroglou. Ojalá Rui Vitória vea lo que nosotros y apueste por la continuidad del mexicano, que, desde su arribo, ha respondido en cualquier competencia. Nos da muchísimo gusto por él. Un delantero sumamente completo y que aún tiene mucho potencial. Y aprovechando el tema de los mexicanos en Europa, gran semana para Ochoa, Diego Reyes y Carlitos Vela. Los tres están un un gran estado de forma.
→ El Balón de Oro 2016. Lo ganará Cristiano Ronaldo, lo que nos sorprende poco. Entendemos cómo va la cosa y la discrepancia que, increíblemente, aún existe entre los criterios de este reconocimiento individual. Muchos, en el mundo del fútbol, siguen sin comprender que el Balón de Oro es un RECONOCIMIENTO INDIVIDUAL que debe ser entregado al mejor futbolista del año (no al mejor futbolista del torneo más importante del año y no al jugador con los títulos más importantes del año). Bajo ese criterio, siempre hemos expresado nuestra opinión. Por eso, en 2013 y 2014, no le dimos ‘nuestro Balón de Oro’ a Ribéry (triplete) ni a Neuer (figura del campeón del Mundial), sino a Cristiano Ronaldo, que fue el MEJOR JUGADOR A NIVEL INDIVIDUAL en ambos periodos. En este año, Cris no ha sido el mejor jugador durante el ciclo de evaluación. Es un monstruo y sus registros/títulos son una pasada, pero se le recuerdan más exhibiciones discretas (algunas muuuuuuy discretas) que grandes noches como la de Wolfsburg o la de Gales. Siempre hemos creído y seguiremos creyendo que Cristiano Ronaldo es uno de los mejores futbolistas de la historia y que se ha ganado un lugar en el olimpo junto a los inmortales del deporte, pero no esperen que, un grupo de personas que SÍ vio TODOS los partidos de los jugadores involucrados en el premio, sotenga que Cristiano fue el mejor del 2016. A la pelota no le vamos a mentir y, pese a cualquier título que haya ganado, el crack de Funchal ha estado abajo, en rendimiento individual, de dos o tres jugadores en el año que está por terminar. Que nadie nos malinterprete, no estamos diciendo que el año de CR7 fue asqueroso ni mucho menos, pero si el ‘argumento más sólido de muchos es que ganó al Eurocopa y Champions League’, la pregunta a responder es: ¿Cristano, siquiera, fue el mejor y más decisivo jugador en ambos torneos? Todos los que, medianamente vieron las competencias, saben la respuesta. El nivel de Cristiano estuvo tan alejado de lo que muchos pretenden vender que no nos animaríamos a decir que fue el mejor jugador de Real Madrid (la rompió en fase de grupos, pero fue en 2015, marcó ante AS Roma, gran noche ante Wolfsburg y poco más; el peso de tipos como Bale/Modric/Ramos/Case fue brutal) en la Champions y de Portugal (antes que Cris pondríamos a Pepe, Rui Patricio y Nani. Muchos sostienen que sin Cristiano, Portugal no habría avanzando de fase de grupos, pero he ahí un error. Si Cristiano hubiera sido Cristiano, Portugal avanza a rondas KO caminando, pero estuvo terrible ante Austria e Islandia. Ante Hungría ‘salvó el semestre’ tras haber quedado mal en los primeros exámenes) en la Eurocopa. Ganará Cristiano y lo felicitáremos porque siempre lo vamos admirar y vamos a reconocer todo lo que ha hecho, pero, ni aunque quisiéramos engañarnos, podríamos estar de acuerdo con esa decisión. Será Balón de Oro por ser el rostro principal de los equipos que ganaron los campeonatos de Europa, no por haber sido el mejor futbolista del 2016. Ese trono, haciendo el balance que debería existir entre consistencia, logros colectivos, influencia en el juego, peso colectivo, registros y algún éxito individual debería ser, con el pesar de muchos, de Lionel Messi o Luis Suárez,
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