Quiso jugarle al guapo. Marco Verratti sintió que podían llegar a presionar y, para evitar que Trapp se complicara, le tocó el balón con la cabeza desde el césped (sí, se agachó completamente para tocarle a su arquero) buscando que Kevin, en caso de necesitarlo, pudiera agarrar el balón con las manos.
¿Qué pasó? Pues lo que debió pasar. El árbitro, que estaba muy concentrado, le sacó la tarjeta amarilla al mediocampista italiano y pitó un tiro libre indirecto. Muchos, a primera instancia, sostenían que no se debió pitar nada, pero el reglamento es claro: «Amonestación por conducta antideportiva si emplea un truco deliberado mientras el balón está en juego para pasar el balón a su guardameta con la cabeza el pecho, la rodilla, etc. a fin de evadir la Regla, independientemente de si el guardameta toca o no el balón con sus manos; la infracción la comete el jugador que intenta burlar tanto la letra como el espíritu de la Regla 12, y el juego se reanudará con un tiro libre indirecto».