El día llegó. Sabíamos que pasaría. Nos esforzábamos por no pensar en su despedida, pero el plazo, irremediablemente, se cumpliría. Con 40 años y luego de pasar 28 años vinculado con el club de su vida, Francesco disputó su último partido oficial con la camiseta de AS Roma.
Somos lo que creemos. O al menos eso hemos aprendido. Hacer las cosas por el deseo de otros, o sucumbir ante la presión de nuestro entorno, es la forma menos justa de vivir. Hagamos lo que hagamos, la decisión debe ser nuestra. Es normal dudar, pero las preguntas nos las debemos hacer nosotros mismos.
Totti pasó 25 años en el primer equipo de AS Roma porque creyó en que no hay nada más importante que estar en casa. No nació creyéndolo, pero lo aprendió cuando vio a su madre rechazar una oferta económica importante del AC Milan. Dejar ir a su hijo pre-adolescente a Milán habría significado comodidad financiera para la familia, pero ni consideró la opción.
En menos de 30 segundos, la señora truncó la -posible- primer transferencia de Totti. La lección le quedó grabada. Y él rigió su carrera -y vida- teniendo algo claro: no importa lo mucho que te puedan ofrecer o lo tentador que suene un destino, lo importante es ser feliz. Y la felicidad, para Totti, no es un estado utópico si estás con los tuyos, con tu gente y donde siempre quisiste estar.
Pensó en irse de AS Roma en distintos momentos. Decir lo contrario es engañarse. Pero, apenas se imaginaba con otra camiseta y lejos de su amada ciudad/gente, todo se clarificaba. No importa cuánto dinero pudiera ganar o cuántos títulos pudiera levantar, el orgullo de hacer algo importante con su Roma no lo iba a volver a sentir.
Ganar muchos títulos por temporada, trascender en competencias europeas y aspirar a títulos individuales debe ser espléndido. Pero ganar con el club del que siempre fuiste hincha, rodeado por tu gente y en tu casa, no tiene comparación. Eso es lo que siempre creyó Totti. Por eso, cuando instituciones como el Real Madrid trataron de reclutarlo, terminó dando las gracias.
Francesco no se quedó un cuarto de siglo en el primer equipo de AS Roma para crear una historia de película o para ganarse los elogios de futbolistas/aficionados. Se quedó porque desde sus primeros años creyó en lo que su madre le enseñó: no hay lugar como tu casa.
Pasar sus mejores años profesionales en AS Roma no es una señal de conformismo. Conformarse es ‘aceptar voluntariamente algo que se considera insuficiente o no satisface completamente un deseo, ilusión o necesidad’. Totti nunca consideró insuficiente a AS Roma y nunca, pero nunca, perdió la ilusión y el deseo.
Admiráramos por siempre al Francesco futbolista pero, de su etapa con AS Roma, nos quedamos con una cosa: hagamos lo que creemos que debemos hacer. Porque, si creemos en lo que hacemos, el éxito/plenitud irá más allá de trofeos, diplomas y reconocimientos.
Gracias por todo, gladiatore.
Francesco Totti: «Roma es mi familia, mis amigos, las personas que amo. Roma es el mar, las montañas, los monumentos. Roma, por supuesto, son los romanos.Roma es el amarillo y rojo. Roma, para mí, es el mundo. Este club, esta ciudad, ha sido mi vida. Siempre».