«Soy consciente de que tengo una percepción diferente de problemas a causa de lo que he experimentado, pero no culpo a las otras personas. Cada uno sabe lo que siente ante lo que está viviendo y reacciona distinto». No es ningún secreto, con 11 años de edad, Jakub Błaszczykowsk presenció la muerte de su madre a manos de su padre.
Sus padres sostenían una fuerte discusión, cuando su padre, Zygmunt, decidió apuñalar a Anna, madre de Jakub, hasta que ésta perdió la vida. El padre del hoy futbolista del Borusssia Dortmund pasó 15 años en la cárcel y nunca volvió a tener contacto con sus hijos.
Pasó semanas sin querer comer y tuvo que refugiarse en su abuela y su tío Jerzy Breczek, que también fue futbolista. El fútbol sería la ruta de escapa que le ayudaría a digerir todo lo que le había vivido.»Creo que el fútbol me ha ayudado a mostrar mis emociones. El fútbol era mi primer amor. No sé si estaría hablando de este episodio si no hubiera decidido irme por el camino del fútbol».
Es imposible superar y asimilar un suceso como este. El tiempo ‘aligera’ el dolor, pero el recuerdo acompañará a Jakub por el resto de sus días: «Sé que ese recuerdo me va a acompañar el resto de mi vida. Daría todo lo que fuera a cambio de que mi madre estuviera viva. Lo que ocurrió dio un giro de 180 grados a mi vida. Fue como si una roca hubiera caído sobre mi cabeza y una semana después despertara y tuviera que volver a comenzar con mi vida. Nunca entenderé lo que pasó ni la razón por la cual pasó».
Han pasado casi 20 años desde el día que marcó su vida y Kuba confiesa que no hay día en el que no piense en su madre. Si marca un gol, el festejo es dedicada a ella y si logra conquistar un título, la primera persona en la que piensa siempre es Anna. «Fui testigo del asesinato cometido por mi padre sobre mi madre. No es fácil. Pero es algo que no he olvidado y nunca olvidaré. Forma parte de mí y así he crecido. Sé que mi madre siempre está conmigo».