Zlatan Ibrahimovic se ha caracterizado por ser un futbolista que dice lo que piensa y, en muchas ocasiones, esto le ha traído problemas con periodistas, árbitros, compañeros y entrenadores. El lado polémico de Ibrahimovic se conoce en todo el mundo pero muy pocas veces se habla de su origen, principalmente de su aspecto familiar.
Creció en Rosengard, un barrio humilde en Suecia en el que vivían familias inmigrantes. Sus padres se separaron y él creció con su papá. A pesar de que pasaba poco tiempo con su madre, tenía una relación muy cercana.
Nunca ocultó que quería fama y una vida de lujos, pero también se interesaba por los suyos. Desde que supo que su camino era el fútbol trató de cuidar mucho de su madre y, sin siquiera haber debutado profesionalmente con Malmö FF, le pidió que dejara de trabajar.
«Mi madre trabajaba en la limpieza. Le he dicho que lo deje, que yo le voy a ayudar. Trabaja muchísimo. Me emociona verla, es muy cariñosa. Es mi madre y la quiero mucho», relató Zlatan, cuando apenas tenía 17 años, en un reportaje que fue emitido por el programa español Fiebre Maldini. El objetivo de Ibra era que su madre pudiera tener una vida relajada y para ello el trabajo tenía que dejar de ser una prioridad.
Jurka Gravić, madre de Zlatan, efectivamente dejó de trabajar y al no vivir día a día con su hijo quedó muy sorprendida cuando se enteró que había salido del fútbol sueco para jugar en Holanda con Ajax.
«Mi mamá me vio en televisión y como no habla bien sueco, creyó que me había ocurrido algo. Yo le dije: ‘No pasó nada, solo fiché con Ajax», expusó Ibrahimovic.
Su madre tuvo poco que ver su formación como futbolista, pero supo agradecerle por el amor incondicional que le brindó a pesar de que no vivían juntos. Zlatan cree que Zlatan es un bueno hijo.