Los dos han entrado al equipo infantil de la FCB Escola, pero Luis Suárez se lleva las cosas con calma. El uruguayo confiesa que, tanto a su hijo Bejamín como al tremendo Thiago Messi, les gusta mucho el fútbol, pero no se obsesionan -ni él ni Leo- en que se conviertan en futbolistas profesionales.
La idea es animarlos, pero que ellos decidan lo qué quieren hacer cuando sean más grandes: «¿Los dos jugando cuando sean mayores? Nunca se sabe. Lo bueno que ellos deciden lo que quieran hacer de grandes. Ahora les puede encantar, les puede gustar, pero de grandes capaz que quieren hacer otras cosas. La decisión la van a tener ellos».
Ahora mismo, lo importante es que se diviertan: «Le gusta (el fútbol). A Thiago, el de Leo, también le encanta. Van, se divierten entre ellos. Y la verdad que lo lindo es disfrutar de los niños».
Suárez tiene toda la razón. A divertirse y ya llegará el momento de decidir. Lo mejor en estos casos es eso (que decidan ellos), ya que muchos hijos de grandes futbolistas se sienten obligados a seguir el camino de sus padres y terminan frustrados al no poder equiparar -o superar- sus carreras.