En las últimas horas, muchos nos han enviado (vía mensajes privados de Facebook) un vídeo en el que un par de periodistas argentinos cargan contra el nivel del fútbol mexicano. Siendo honestos no pensábamos escribir sobre el tema, pero hubo dos o tres razones (las leerán al final de este texto) que nos hicieron cambiar de parecer…
PERIODISTAS ARGENTINOS CARGAN CONTRA EL FÚTBOL MEXICANO
Los ponemos en contexto: el programa se llama Fútbol al horno y los periodistas que atizan a la Liga MX se llaman Flavio Azzaro y Agusto Cesar. Uno de los panelistas/comentaristas trató de defender el balompié azteca (utilizando como referencia lo que hizo Tigres UANL hace un par años en la Copa Libertadores) y el señor Azzaro, pese a confesar que nunca ha visto un partido de Liga MX, comenzó a soltar algunas joyitas.
LAS JOYITAS DE AZZARO
«Yo no lo menosprecio al fútbol mexicano, yo digo que es una mierda. No es que lo menosprecio. No lo menosprecio, yo digo que es una cagada el fútbol mexicano. Es lo que pienso yo. No es la verdad, es una cagada total».
«Ninguno vio, en toda su vida, un partido completo, 90 minutos, del fútbol mexicano».
La respuesta a un periodista que trataba de hablar del fútbol mexicano: «Nunca en tu vida viste un partido del fútbol mexicano. No sabes diez equipos de México, entonces no me jodas».
«No te metas con Thalia».
«Paso algo inédito: en otro lugar que no es México, hablamos del fútbol mexicano. No había pasado en toda la historia. Creo que, ni en México, hablan tres minutos del fútbol mexicano».
LAS JOYITAS DEL SEÑOR AUGUSTO CESAR
«El fútbol mexicano es inmirable. No marcan, no defienden, no saben nada».
Otro comentarista soltó que cuando México compite en la Libertadores suelen ser semifinalistas y Augusto respondió: «Porque es imposible viajar a México. Dejáte de joder. Son viajes de 40 horas. Dejáte de joder».
«Lo único bueno en México es El Chavo, viejo. No existe ese país. El más grande es El Chavo».
«Tienen de ídolo a La Volpe, dejáte de joder».
REFLEXIONES TRAS VER ESTE VÍDEO
➔ No se tiene que opinar de lo que no se conoce. La primera, y quizá la más importante: no opinemos de lo que conocemos. No importa qué carajo sea, si no conocemos a fondo de lo que se está hablando, mejor reservarse. De no hacerlo, puedes exhibirte, como lo hicieron ellos. No puedes soltar un ‘no he visto un partido completo de México’ y opinar (si es que a eso se le puede llamar opinión) como si hubieras visto los últimos cuarenta campeonatos. Emitir un juicio presentándote como ignorante es bochornoso.
➔ Sentido común. Si opinas desde la ignorancia es claro que el sentido común es el menos común de tus sentidos. Pero, vamos, son periodistas argentinos y seguro saben cuál es el club procedencia del jugador que terminó con más goles (Benedetto) en su último campeonato. Si Darío Benedetto llegó de México e hizo en Argentina lo que nunca pudo hacer en el fútbol azteca, algo de nivel -y complicación- debe tener el fútbol de allá, ¿no? En la historia ha habido un montón de casos de jugadores argentinos que allá son ídolos y acá vienen a patardear, y de jugadores que allá no dan una y acá la rompen. Esa situación debería pasar -además del tema de la Libertadores- por tu mente antes de opinar sobre un campeonato al que no les has dedicado ni 90 minutos.
➔ No hay que ser doble cara. En las últimas horas, hemos leído a varios periodistas y aficionados mexicano indignados por estas poco fundamentadas palabras, pero la cosa no debe ser así. Sin tantas burlas y adjetivos tan severos, pero, ¿no es lo que se suele hacer en México? ¿En los programas deportivos de nuestro país no se suele minimizar el fútbol centroamericano o caribeño sin siquiera prender la TV para ver el nivel de sus torneos locales? Ofenderse de un juicio que parte desde la declarada ignorancia carece de sentido, pero ofenderse de una práctica que -a menor escala- también se hace acá raya en lo ridículo. «Que no le digan nada a lo mío, pero yo si puedo reventar, minimizar y hablar a la ligera sobre lo de los demás?». Ojito.
Ni ofendidos, ni indignados.
Las cosas se deben tomar de quién y cómo vienen.
Y la moraleja de la historia debe ser: no opinemos de lo que no conocemos.
O, bueno, si quieren pueden hacerlo, pero se prestarán a ser exhibidos, como este par de personajes.