Seguimos jodidos. No tan dolidos como en Mundiales pasados, pero sí afligidos. Otra Copa del Mundo quedándonos en Octavos de Final. Y, esta vez, la frase que soltó Javier Mascherano tras caer ante Francia nos representa: ‘a veces, hay que aceptar que tu rival es mejor, y listo’.
Les compartimos los apuntes que hicimos sobre la eliminación de México en el Mundial de Rusia 2018. La entrega salió un poco más tarde de lo habitual, para escribir con la mayor frialdad posible.
CONCLUSIONES INVICTAS: MÉXICO, FUERA DEL MUNDIAL DE RUSIA
➔ El plan de Juan Carlos Osorio. La derrota no pasó por nuestro entrenador. De hecho, pese a todas las críticas iniciales, el colombiano planteó el partido de forma correcta. Se rompió el 4-2-3-1 para clavar un 4-3-3, con un mediocentro fijo que apoyara a los centrales y que liberara a los interiores. Brasil se esperaba que Layún fuera titular, así que, al ver el trivote azteca, les costó muchísimo sentirse cómodos. Además, Juan Carlos Osorio puso a perfil natural a sus extremos. De esta manera, se fijó a Filipe Luis, lateral que compite del lado en el que Brasil es más fuerte (izquierdo, con Coutinho y Neymar). Insistimos: no fue un tema de plan/estrategia. La diferencia estuvo en la calidad/talento de los planteles. Nosotros nos aproximábamos con sentido a su campo, pero no decidíamos bien. Ellos, por su parte, casi siempre finalizaban sus jugadas. Nosotros nos aproximamos, ellos sí llegaron.
➔ El entrenador rival también hizo lo suyo. Brasil inició con el 4-3-3 que tanta gloria les dio la eliminatoria de CONMEBOL. Pero no lo mantuvieron durante todo el partido. En cuanto Tite notó que estaban teniendo problemas en la mitad de la cancha, interiorizó y adelantó a Neymar (para que acompañara a Gabriel Jesús) y bajó a Willian para que fueran 4 vs 3 en la lucha por zona medular. A partir de ese momento, vinieron los mejores ratos de Brasil. Su 10 se involucró más en el juego y Willian Borges se convirtió en la pesadilla de Herrera/Gallardo. Recibiendo el balón en los pies, cargado hacia el costado, el jugador del Chelsea no la estaba viendo. Un poco atrás y con metros por recorrer, no lo pudimos frenar. Nos parece que ambos DTs hicieron bien su trabajo. El diferenciador, insistimos, estuvo en la calidad de cada plantilla.
➔ La titularidad de Rafael Márquez. Cuando se dio a conocer la alineación, la mayoría de los mexicanos se quejaron y dijeron que todo se había ido al carajo. Entendemos que muchos pudieron pensar que veríamos al Rafa del partido ante Corea del Sur, pero no ha sido así. El capitán se comportó a la altura y fue con él en el campo, cuando se vio el mejor momento tricolor. La cosa acá es que, por su edad y físico, era imposible que completara los 90 minutos. Y eso, añadido al tema de la amarilla de Edson (habría sido una irresponsabilidad que Álvarez jugara todo el segundo tiempo contra Neymar estando amonestado), le gritó a JCO que ajustara. A partir de ese momento, se perdió la dosis de control que nos había permitido mantener el 0-0 durante 50 minutos. Acá es donde muchos nos preguntamos: ‘¿qué hubiera pasado si Osorio hubiese convocado a un cinco nominal?’. Seguimos creyendo que el míster se equivocó en no llevar a Molina o Vázquez. Sin embargo, sería oportunista aferrarse a eso. Y es que ninguno de los dos tiene la lectura/control de Rafa y, además, se ganaron -muy bien- dos partidos sin un 5 de esas condiciones.
➔ El minuto que define lo que fue el partido. Minuto 50. Jesús Gallardo conduce desde derecha hacia el centro y tiene dos grandes opciones: habilitar a Lozano, que está con muchísima ventaja, o buscar un pase filtrado a Javier Hernández, quien jalaba consigo a un central. El lateral de Rayados opta por sacar un disparo que ni siquiera incomodó a Alisson. Minuto 51. Nueva ofensiva de Brasil, taco de Neymar fuera del área de México, Willian cambia el ritmo, mete un centro raso y el 10 del PSG, que le dio continuidad a la acción, solo tuvo que empujarla. Esa fue la gran diferencia en el cotejo, y a lo que nos referimos cuando escribimos sobre ‘calidad/talento’ al momento de decidir. Ellos hacían prosperar casi todos sus ataques. Nosotros, no. Llegábamos a zona importante y ahí todos, absolutamente todos, decidieron mal. Por eso es que, sin importar que se ganara en la batalla por la posesión/pases, cerramos el duelo con un solo tiro al arco.
➔ El que rompió esto. Lo de Neymar fue muy bueno. Pero el jugador que rompió y estuvo imparable fue Willian Borges. Armó la jugada del primer gol, no lo pudimos contener en todo el segundo tiempo y fue esa inyección de desequilibrio que necesitaba Brasil. Generó 3 ocasiones de gol, ganó 15 de 20 duelos individuales, completó 7 de 8 regates y recuperó 3 balones. Su primera gran noche en Copas del Mundo. El premio MVP debió haber sido para él.
➔ Memo Ochoa y otro Mundial monumental. Hoy jugó otro partidazo. Como hace 4 años en Brasil 2014, estuvo a un nivel altísimo. 8 atajadas contra los brasileños. Se tuvieron que meter al arco para vencerlo. A nuestro entender, Memo Ochoa se confirmó como el mejor portero mexicano de la historia. Lo comentamos en el post del partido y muchos nos respondieron que se quedan con el gran Jorge Campos. Entendemos que el mítico Brody era más espectacular y mediático porque era portero-líbero y porque te podía jugar como delantero. Pero, como atajador, Ochoa ha sido superior. En carrera, Ochoa ha sido superior. Y en Mundiales, ningún portero mexicano ha estado en el mismo escalón Ochoa. Ninguno. Por su valentía para salir de la zona de confort, por ser el único arquero mexicano en haber competido en Ligas TOP de Europa y por sus brutales actuaciones en Copas del Mundo, el mejor cancerbero mexicano de todos los tiempos. Lo dejamos escrito.
➔ La solidez y el manejo de Brasil. La presión alta e intensidad de México los complicó mucho en salida, pero Brasil no se desesperó. Fagner y Filipe Luis también tuvieron problemas contra Carlos Vela e Hirving Lozano. Sin embargo, tampoco se vinieron abajo y se terminaron reponiendo. Brasil jamás se vio superado ni frustrado. Se sabían superiores y, sin caer en ningún tipo de exceso de confianza, fueron remando. Este Brasil no solo llegó como favorito a Rusia 2018 por su brutal arsenal ofensivo, sino por la solidez defensiva que ha encontrado. Y ojo, eh, que Thiago Silva no apuntaba a la titularidad, que Marcelo no jugó en este partido y que Dani Alves se les lesionó. Sobrados por talento y por el estado de forma de sus jugadores.
➔ La graduación internacional de Carlos Salcedo. Este punto va más allá de este duelo de octavos de Final. Lo del Titán, en Rusia 2018, fue imponente. Sus mejores partidos internacionales llegaron en el momento más bravo. Inició como marcador por derecha (vs Alemania), y respondió. Jugó como central por derecha (vs Corea del Sur y vs Suecia), y respondió. Y compitió como central por izquierda (vs Brasil), y respondió. Timing, posicionamiento, lectura y unos huevos gigantescos para luchar contra quien se le parara enfrente. Necesitamos que se recupere de este duro golpe (los jugadores que más destacan son los que más sufren las eliminaciones porque no se guardaron nada) y que vuelva a la carga. Él está mandado a ser nuestro líder defensivo en Qatar 2022.
➔ Hirving Lozano y Carlitos Vela. Su inicio de partido nos ilusionó muchísimo. Estaban ganando duelos individuales y parecía que, en cualquier momento, exigirían a Alisson. Tristemente para la causa mexicana, ese momento nunca llegó. No hubo calma para decidir. Ellos (Carlitos y El Chucky), y el resto de jugadores que alguna vez pisaron zona importante, se precipitaron. Dispararon cuando había que habilitar a algún compañero e hicieron una de más cuando tenían que soltar la pelota rápido. Acá, la pensamos mucho. Allá, jamás especularon. Fueron directos a dañar. Por eso nos hicieron dos goles y exigieron tanto a Memo Ochoa.
➔ La diferencia del partido de hace 4 años. En Brasil 2014, renunciamos al ataque, replegamos relativamente bien y Memo Ochoa sacó lo inatajable. En Rusia 2018 volvimos a contar con Memo Ochoa en modo bestia. La cuestión es que competimos mucho más por posesión/jugadas ofensivas y, cuando no capitalizas tus ratos de superioridad ante potencias, te terminand dando las gracias. Claro, también se debe mencionar que es diferente un partido de fase de grupos que un partido de eliminación directa.
➔ México y el juego interior. Un inicio fantástico con Guardado y Herrera llegando desde segunda línea (Andrés le daba opción de pase a Vela, mientras que Herrera hacía lo mismo con Lozano). Luego, cuando Brasil paró su 4-4-2, salió Márquez (el que apoyaba para liberarlos) y comenzó a influir el desgaste mental de no haber explotado los minutos iniciales, los fuimos perdiendo. Andrés nunca estuvo en plenitud en el certamen (una pena su lesión premundialista, porque su temporada con Betis fue extraordinaria). Y HH vino de más a menos. En este partido, por ejemplo, tuvo ratos de desorientación y se cansó de cometer faltas (7 infracciones en 90 minutos de juego).
➔ Neymar y el arbitraje. Neymar poco a poco se acerca a su mejor versión. Nos gustó más Willian, pero el extremo paulista sí que fue decisivo. Nunca bajó la guardia, buscó por todos lados y terminó participando en las dos anotaciones de Brasil. Sobre su show y el tema arbitral, poco que decir. No quedamos eliminados por eso. Neymar tiene su estilo, y lo conocemos todos. Nos faltó inteligencia. Nosotros caímos en su juego, cuando debió haber sido al revés. Caer en sus provocaciones es hasta irresponsable. Muchos otros futbolista han partido de esa falta de equilibrio emocional que tiene el 10 brasileño para sacarlo de partidos importantes. En Samara dejamos que Neymar fuera Neymar. Con el balón, sin el balón y en sus ya conocido amor por la dramatización. Nos ganó.
➔ Los cambios de México. Layún, Jiménez y Jonathan dos Santos. Por ganas y esfuerzo no pasó, pero ninguno terminó por meterse al partido. Lo de Layún fue un cambio casi obligado por la amarilla que condicionó a Edson (dejarlo así contra Neymar nos habría dejado, casi seguro, con 10 hombres). Raúl, como Chicharito, no tuvo ni una ocasión a modo. Y Jonathan demostró por qué prácticamente no jugó en su primera Copa del Mundo. No llegó a tope. Lejísimos de la versión que maravilló en Copa Confederaciones.
➔ La gran mentira de las competencias TOP. «Para ganar un Mundial hay que ganarle a cualquiera». Falso. No hay rival fácil pero, si te es posible, debes evitar a las potencias en las primeras rondas KO. Nos pasó en 2010 y nos volvió a pasar en 2018. Pudo ser mejor nuestra ruta, y fallamos en el tercer partido. A los candidatos hay que tratar de verlos hasta el tramo final. Y, aún teniendo la oportunidad de mejorar nuestro trayecto, no lo hemos sabido aprovechar. Si bien lo normal era que avanzáramos segundos en este grupo, se hizo un juego espectacular ante Alemania y eso nos dio la oportunidad de tener el futuro en nuestras manos. No supimos manejar ese tercer encuentro, y la consecuencia llegó vestida de verde/amarillo. También se debe jugar con eso. En 2010, Uruguay se mete hasta semifinales, en gran medida, por su llave. Si hubiera perdido contra México en la última fecha de fase de grupos, difícilmente se habría cargado a Argentina y luego a Alemania. Se metió entre los cuatro mejores tras vencer a Corea y Ghana.
➔ Nuestra realidad. Estamos entre las 16 mejores selecciones del mundo, esa es nuestra situación actual. Con lo que estamos haciendo, para eso nos alcanza. Claro que podemos aspirar a más, pero hay que trabajar. En medida de que formemos mejor y exportemos más jugadores a Europa, se trascenderá. Y es que, ese roce internacional, te da fortaleza para sostenerte en momentos de apremio y te permite tener experiencias contra los jugadores que, a la larga, te terminas encontrando en Copas del Mundo. Lo hemos dicho hasta el cansancio: los cambios, si no son de raíz, servirán de poco. Hoy se pudo haber avanzado al quinto partido y no dejaría de ser un triunfo aislado. Necesitamos proyectos sólidos y serios. Necesitamos un mejor entorno y aficionados más conscientes. Porque sí, los que hoy se quejan de que faltan talentos jóvenes, son los mismos que le exigen a su directiva fichajes bombas y que, al más mínimo error del joven que viene saliendo/empujando, lo quieren fuera del XI titular, o lo sepultan. Los directivos tiene responsabilidad, pero gran parte de la inmediatez que buscan es producto de la desesperación del hincha. Ven todo a corto plazo, porque al entorno mexicano es lo que suele exigir. Todos tenemos que ser parte del cambio.
➔ La continuidad de Juan Carlos Osorio. Nosotros dejaríamos al colombiano en el banquillo del TRI. Y no lo haríamos por mero continuismo, sino porque vemos argumentos para hacerlo. Los jugadores siguen creyendo en su discurso/filosofía, se exhibió un notorio aprendizaje de fracasos pasados, demostró que a nivel estrategia es lo mejor que hemos tenido en muchísimo tiempo y, además, conoce muy bien a la generación que viene empujando (incluso ya llevó y alineó a varios de ellos en esta Copa del Mundo). En México se ha hecho de todo para tratar de trascender en Mundiales, menos algo: apostar por la continuidad de un DT preparado. JCO se ha equivocado a lo largo de su proceso, pero notamos crecimiento. En este Mundial planteó realmente bien 3 de 4 partidos. Y ante Suecia, que fue un partido que nos marcó en el campeonato, notó la importancia de no traicionarse. Un capítulo de aprendizaje que, bien canalizado (como la goleada ante Chile o ante Alemania), nos puede servir de mucho. Valdría la pena mantener este proyecto. Hacer algo distinto para obtener resultados diferentes.