José Mourinho le concedió una entrevista al diario The Telepragh una entrevista que entregó fragmentos de auténtica colección. Hace unas horas les presentamos algunos de los puntos que tocó sobre su carrera y, ahora, traemos un discurso que nos llamó muchísimo la atención. The Special One habla de los millonarios prematuros, es decir, de los jugadores jóvenes que firman contratos multimillonarios antes de consolidar su carrera.
DISCURSO DE MOURINHO
«Tuve un jugador -no diré el nombre- al que le di la oportunidad de jugar en el primer equipo. Un par de semanas después de que jugó, su padre dejó su trabajo, su madre dejó su trabajo; ellos estaban viviendo con él, viviendo su vida, tomando decisiones por él. Es algo muy difícil. ¿Qué pasó con ese jugador? Su carrera cayó.
Este es un ejemplo de 1000. Ellos necesitan tener suerte con sus padres y necesitan tener suerte con sus agentes. Necesitan educación. Una vez, tuve a un jugador que vino con un carro nuevo, y le dije: ‘¿Otro? ¿Por qué? ¿Ya tienes una casa? No. ¿Tienes un montón de dinero en el banco? No’. Él me respondió: ‘Este carro no lo compré yo, mi padre lo obtuvo gratis en arrendamiento y yo firmé el documento’. Le dije: ‘¿Sabes qué es arrendamiento?’. Él dijo: ‘¡Es gratis!’. Él no sabía, porque nadie le había explicado.
Yo no tuve mucho dinero hasta mi segundo contrato con Porto en 2003, tenía treinta y tantos. Estaba casado. Estaba listo para eso. Estos chicos tienen 16, 17, 19 o 20. Ellos no saben cómo reaccionar, qué hacer.
En Chelsea tenemos un departamento fantástico que llamamos ‘Apoyo y bienestar para los jugadores’. Este departamento los ayuda en todo. Tienen personas en el banco que les explican cómo administrar su dinero. ¿Quieren comprar una casa? Ellos se aseguran que estén haciendo el trato indicado con la persona indicada. Los jugadores jóvenes que llegan al primer equipo no compran un carro, tenemos el patrocinio de Audi y ellos le dan un auto a cada jugador. Los jugadores necesitan esto. Es un mundo complicado.
¿Ejerzo el papel de figura paterna? ¡Claro, es mi deber!».