Mientras el balón esté rodando, cada uno luchará por sus intereses, pero cuando éste sea tomado por el árbitro central, la rivalidad queda en el olvido. El futbolista se deslinda un poco del rol deportivo y expresa sus emociones de distintas formas dependiendo el resultado.
Conforme se va creciendo, las expresiones son menos nobles y más calculadas. La tristeza se suele contener y la alegría, en ocasiones, puede rebasar los límites de la normalidad. En los Mundiales Juveniles aún no existe ese cuidado. El sentir de los chicos se expresa con una pureza tremenda. La ilusión del triunfo se percibe a kilómetros y la tristeza de la derrota se refleja de manera cristalina.
En el partido entre México y Chile, los aztecas resultaron ganadores. Chile, que vivió un proceso turbulento, se dejó todo en la cancha ante su afición, pero no logró avanzar más en su campeonato. Tras el silbatazo final, las lágrimas se hicieron presentes en los chicos chilenos. Los jugadores mexicanos, por su parte, controlaron sus festejos y trataron de consolar a chicos que, al igual que ellos, sueñan con triunfar en el mundo del fútbol.
No solemos hacer una nota por una simple imagen, pero creemos que ésta vale muchísimo la pena…