Antes de comenzar, vamos a explicar la famosa regla 10/8: A partir del Apertura 2016, los clubes mexicanos pueden tener a los extranjeros que se les pegue la regalada gana en su plantel, pero en una convocatoria para un partido (18 jugadores) al menos tiene que haber 8 FUTBOLISTAS NACIDOS EN TERRITORIO AZTECA (que hayan sido registrados en el fútbol mexicano antes de los 18 años).
La regla se aprobó y las alarmas se han encendido en el medio futbolístico. Lo entendemos, la verdad. Es fácil imaginar el peor escenario y darte cuenta que, en el próximo torneo, podríamos tener un partido de la Liga MX con 20 jugadores no nacidos en México y tan sólo 2 futbolistas mexicanos de nacimiento.
El pánico surge ante la novedad. Porque la realidad es que, en este torneo, pudimos llegar a tener un partido sin nacidos en México entre naturalizados y extranjeros. ¿La razón? Aunque había límite de extranjeros (5), no había límite de naturalizados. Cierto, el proceso de naturalización es largo y no todos los equipos tienen a más de 11 no nacidos en México en sus planteles, pero el escenario se pudo presentar.
Hasta este torneo, había ‘límites’ de no nacidos en México sin realmente existir. Se maquillaba el tema con lo de los naturalizades. Hoy, con esta regla, ya se estableció un límite. Un límite para no nacidos en México (extranjeros y naturalizados) y mexicanos por nacimiento en una convocatoria.
Previo a que se aprobara esta famosa regla se podía dar el caso de que un equipo aprovechara su plaza de cinco extranjeros, fichara a trece naturalizados (o de doble nacionalidad) y en su convocatoria para un partido no hubiera ningún nacido en México. Hoy, planteando el peor escenario, hay certeza de que: al menos jugarán, de inicio, dos mexicanos por equipo y que las bancas estarán repletas de jugadores nacidos en suelo azteca. Es decir, en el peor escenario (que vemos lejano), jugarían 8 mexicanos de nacimiento (2 como titulares y 6 como sustitutos) en un partido de Liga MX si se realizan todos los cambios. En este torneo, por ejemplo, no se sabía si en un partido se verían 8 jugadores nacidos en México en un duelo.
A nuestro entender, el principal problema en la Liga MX es que no se hablan las cosas claras. No hay unión de los dueños par ir hacia el mismo rumbo. ¿Queremos ser una Liga formadora de jugadores mexicanos o una Liga de espectáculo a cualquier coste?
Lo ideal es el EQUILIBRIO. ¿Queremos que haya mucho espectáculo y que haya talentos mexicanos? ¡Qué los límites reglamentarios sean claros! De lo poco positivo que le vemos a la regla 10/8 es el establecimiento de límites. Es un paso que, bien enfocado, puede ayudarnos a crecer como Liga y fútbol. Establezcamos límites/filtros de calidad para que formemos jugadores nacidos en México y haya el espectáculo que merece el seguidor mexicano.
De bote pronto, se nos ocurren algunos…
→ Que los jugadores extranjeros tengan ciertos candados. Ejemplos: que hayan sido internacionales con sus selecciones al menos una vez o que tengan cierta experiencia en competencias internacionales como la Copa Libertadores. De esta manera, se reduce el margen de los promotores y la cantidad de petardos fichados vendría en picada.
→ Que haya una obligación de jugar con cierto número de mexicanos. Cinco o seis sería una cantidad ideal.
→ Que haya obligación de debutar una cierta cantidad de canteranos por torneos. Para que los canteranos mexicanos compitan entre sí y no contra futbolistas extranjeros consolidados o naturalizados.
→ Continuidad en el banquillo. Suena a una locura, pero no sería descabellado proponer que se le asegure a los entrenadores su estancia en un club por al menos un torneo. Es decir, que su continuidad no esté en peligro durante las 17 fechas de un torneo regular. ¿Para qué? Para que no exista ese resultadismo, que hace que muchos DT’s no apuesten por jóvenes mexicanos talentosos y vayan al mercado por petardos extranjeros, que piensan que les van a salvar la chamba.
La demanda de los resultados rápidos no ayuda al joven mexicano. Y no sólo es culpa de los directivos y los entrenadores, también de nosotros como aficionados. Los aficionados son los que nos quejamos si no hay Liguilla en un torneo. Los aficionados somos los que queremos a un entrenador fuera si no ganan en cinco jornadas consecutivas. Y muchos aficionados, también, solemos pedirle bombazos a las directivas, cuando en los clubes hay varios talentos interesantes.
Hoy se añora la regla de 20/11 (un jugador en el campo menor de 20 años y 11 meses), pero cuando estaba en rigor no era raro escuchar a muchos aficionados decir ‘¿para qué sirve esa regla? Nada más apresuran debuts de jugadores mexicanos que no están preparados para jugar en Primera División’. Todo tiene sus pros y contras, pero sólo con tiempo se puede valorar, de forma certera, si una decisión es o no correcta.
Pachuca, por ejemplo, está viviendo un momento fantástico y tiene a tres jugadores jóvenes mexicanos con calidad de exportación. Pero antes de esta buena época, les tocó sufrir y les tocó aguantar críticas por la falta de resultados. Eso sí, aguantaron a sus joyitas, que ahorita vuelan, y son figuras de su equipo. ¿La clave acá? Paciencia y continuidad. Si los extranjeros tardan seis meses o un año en adaptarse siendo titulares indiscutibles, ¿qué carajos nos hace pensar que un chico mexicano de 18, 19 o 20 años va a responder jugando 10 o 15 minutos cada dos partidos?
Nuestra sensación, ante esta nueva regla, no es que sólo veremos a un par de jugadores mexicanos en cada partido de Liga MX, sino que los equipos tendrán más libertades para fichar a extranjeros de calidad poco comprobada. Dudamos que llenen los planteles de no nacidos en México, pero mientras no se pongan candados seguiremos recibiendo futbolistas carentes que solamente vienen a tirar rostro.
Ojo, la cosa nunca será contra los extranjeros. Futbolistas no nacidos en México, que vengan a enriquecer nuestra Liga y a darle difusión a nuestra competencia, son más que bienvenidos. La cosa es evitar que jugadores extranjeros de bajo nivel vengan a la Liga MX a ocupar un sitio que bien podría ser utilizado para apostar por la proyección de un talento mexicano.
A lo que nosotros queremos llegar es que debemos definir QUÉ PRETENDEMOS EN LA LIGA MX. Imaginamos (porque los directivos solamente marean y los dueños no son congruentes con lo que dicen/hacen) que la intención siempre será tener un buen nivel futbolístico en la Liga y producir grandes futbolistas mexicanos.
Si la idea es esa, hay que establecer más -y mejores- reglas (límites). Vamos por los candados a futbolistas extranjeros, vamos con la obligación de plazas de futbolistas mexicanos en la cancha y vamos con la obligación del debut de canteranos. No es tan difícil -y con la aprobación de esta regla está más que claro- pero hay muchos intereses de por medio…
Si nuestro fútbol regala partidos como el Rayados vs América del pasado fin de semana más aficionados se interesarán, más patrocinadores vendrán y mejores entradas habrá en los estadios. El día que los directivos mexicanos se den cuenta que su negocio primordial es LO QUE PASA EN LA CANCHA, la historia cambiará mucho. Si el nivel futbolístico de la Liga MX y la Selección de México anda bien, sus bolsillos también andarán bien.
No nos asustemos por la nueva regla. Asustémonos porque no se tiene claro el rumbo. Asustémonos porque se dice una cosa y se hace otra. Asustémonos porque en México seguimos trabajando sobre la marcha y no hay sinergia entre los dueños del balón. Asustémonos porque sabemos que hay cosas que se pueden/deben cambiar y no las cambiamos. Ahí está el retroceso. Y la regla 10/8 es una representación del ‘sin rumbo’ en el que llevamos rato navegando…