El 30 de junio de 2002 es un día que nunca olvidará uno de los mejores porteros de la historia. Ese día pasó lo impensable, el ‘Titán’ falló. El capitán de la Selección de Alemania que, hasta ese momento, únicamente había recibido 1 gol en 6 partidos mundialistas, no pudo contener un disparo de trámite que se convirtió en el primer gol de la Selección de Brasil.
La afición y sus compañeros lo sabían. Si Alemania había llegado hasta la final de Corea-Japón 2002 era gracias a Oliver Kahn. Alemania no tuvo problema alguno para pasar de la fase de grupos, pero desde Octavos de Final en adelante, la figura de Oliver Kahn fue vital para que los teutones se colaran en la final. Antes de la final se hicieron las votaciones para elegir al mejor jugador del Mundial, el arquero alemán se impuso al delantero brasileño Ronaldo.
Mejor final imposible. El mejor portero del mundo iba a enfrentar al mejor delantero del mundo. Ronaldo contra Kahn, Brasil contra Alemania, América contra Europa, joga bonito contra el poderío teutón. Una de las finales mundialistas más esperadas. Alemania buscaba su cuarto título mundial y Brasil el quinto. La moneda estaba en el aire.
Todos sabemos lo que pasó. Ronaldo inmortalizó su figura y el arquero alemán no estuvo a la altura. Oliver Kahn lo admitió después del partido, él sabe que pudo atrapar el disparo de Rivaldo y que haberle dejado al rebote a R9 fue uno de los más grandes errores de su carrera.
«Mi único error en esta Copa del Mundo ha tenido un castigo brutal. No encuentro consuelo, tendría que haber atrapado ese balón… pero se me fue», declaró el arquero alemán mientras Brasil festejaba su título mundial.
Oliver Kahn estaba desconsolado cuando Pierluigi Collina pitó el final del partido. El arquero alemán se quitó los guantes y se sentó, utilizando como respaldo el poste izquierdo de su portería. La Copa del Mundo se le había ido de las manos, tal y como se le fue el tibio disparo de Rivaldo.
Después de unos minutos de reflexión, Kahn se levantó, caminó dentro de la cancha hasta que se dio cuenta de que había olvidado sus guantes en la portería, regresó por ellos pero ya no estaban allí. A Oliver Kahn le robaron los guantes en el partido más importante de su vida.