Cuando Kaká tenía 12 años fue diagnosticado con un retardo de dos años en la edad ósea, cosa que lo hacia sumamente frágil y que generaba que muchas veces no fuera considerado por sus entrenadores. Lo más lamentable de la situación es que no había solución o cura, simplemente tenía que esperar.
Ricardo Izecson pasó momentos muy difíciles durante todo este proceso. Estaba más de 6 horas en el gimnasio con los fisioterapeutas del Sao Paulo, tuvo que cambiar su dieta alimenticia y comenzar a consumir vitaminas. A los 15 años, ya se mostraba mejor físicamente, pero fue hasta los 18 que logró emparejar al resto de sus compañeros, superándolos incluso en las pruebas físicas. El primer obstáculo estaba superado, uno más grande estaba por llegar.
Ya con la mayoría de edad cumplida y cuando parecía que el debut profesional estaba cerca, Kaká sufrió un accidente que pudo significar su retiro del fútbol. En el año 2000, cuando jugaba en el juvenil de Sao Paulo, fue sancionado por acumulación de tarjetas amarillas, así que su entrenador decidió darle dos días libres. Kaká y su hermano, Digao, decidieron visitar a sus abuelos. El ex Real Madrid fue con su hermano a un parque acuático, y saltando desde un tobogán, su cabeza impactó directamente con el fondo de la alberca.
Digao se acercó a la zona del incidente y vio que su hermano estaba sangrando. Fueron a que lo atendieran de inmediato y únicamente recibió unos puntos de sutura en la cabeza, parecía que no pasaría a mayores. Regresó a Sao Paulo a entrenar y dos días después, una serie de mareos y dolores de cabeza lo obligaron a ir al hospital de nuevo. En la revisión médica se mostró que Kaká tenía una rotura en la sexta vértebra del cuello, lesión que, según los médicos, pudo haberlo dejado paralítico.
«Me dijeron que por muy poco, no solo dejaba de jugar al fútbol, sino también de caminar. Fue una experiencia con Dios muy fuerte y es impresionante. Esto aconteció en octubre, estuve fuera dos meses y perdí la titularidad. Recuerdo que el entrenador del primer equipo le pidió a mi técnico dos jugadores, un delantero y un mediocampista. El entrenador de los juveniles le dio a delantero titular, pero no quiso que subiera su mediocampista titular porque era el capitán, así que yo, que era el suplente, fui el que terminé subiendo. Entrené en el primer equipo y desde ahí nunca regresé a los juveniles. Creo que Dios tuvo un propósito en ese accidente, creo que no fue coincidencia», contó Kaká hace algunos años en Real Madrid TV.
Así fueron los inicios de Kaká:
Octubre 2000: Accidente que pudo haberlo dejado paralítico.
Enero 2001: Debut profesional con Sao Paulo.
Enero 2002: Primer convocatoria con la Selección de Brasil.
Junio 2002: Parte del combinado brasileño que fue campeón del mundo en Corea-Japón.
Agosto 2003: Fichado por AC Milan.
Si Kaká no hubiera sufrido ese accidente, probablemente hubiera regresado a Sao Paulo siendo titular y su entrenador no habría querido dejarlo ir al primer equipo. Al repasar la historia, el mediocampista brasileño cree ciegamente que Dios tuvo un propósito con ese accidente.