Junio de 1992, Neymar da Silva y su esposa, Nadine, se dirigían en su automóvil rumbo a Baixada Santista, lugar en el que habitaban. La pareja iba acompañada de su hijo Neymar Júnior, quien apenas tenía 4 meses. El señor da Silva conocía la ruta de memoria, parecía que se trataría de un recorrido tranquilo, pero la inconsciencia de un conductor convirtió el viaje en una pesadilla.
Un desadaptado invadió el carril en el que circulaba la familia da Silva, el padre de Neymar intentó esquivarlo, pero por más que intentó no lo consiguió. El impacto entre ambos vehículos fue fuerte. Los padres, en estado de shock, buscaban a su hijo, pero no lo encontraban.
Neymar había salido por una ventana y estaba postrado bajo un asiento de vehículo. El llanto del hoy futbolista del FC Barcelona avisó a sus padres, ambos fueron en su auxilio y lo llevaron al hospital. La madre relata que ha sido el trayecto más complicado de su vida: «Estaba desesperada y le recé a Dios para que me llevara a mí en vez de a Neymar”.
Afortunadamente, el diagnostico fue alentador. Neymar presentó un corte medianamente profundo en su cabeza provacado por un vidrio. El niño recién nacido se recuperaría pronto. Este accidente cambió la vida de la familia da Silva.
Neymar, padre, sufrió una luxación de hombro y una fractura de cadera que le impidió seguir jugando fútbol. El señor se tuvo que dedicar a la albañilería y mecánica para sostener a su familia. Por su parte, Nadine reforzó su fe tras el milagro.
En el libro ‘Neymar O nuevo Rei’ escrito por Juan Ignacio Gracia se relata que, cuando Ney era niño, un pastor le dijo a sus padres que Dios le mandaba decir que Neymar se convertiría en una estrella de fútbol mundial, tal y como auguraba su padre cuando Nadine estaba embarazada.
«Era el destino, en sus ojos veíamos las ganas y talento que tenía. Ama al fútbol desde que dio sus primeros pasos, «, concluye el padre del hoy ’10’ de la Selección de Brasil.