Partido de vuelta de los Cuartos de los Octavos de Final de la UEFA Champions League. Liverpool recibía al Real Madrid en Anfield Road luego de imponerse por la mínima diferencia en el Santiago Bernabéu. Los reds sabían que si querían avanzar a la siguiente ronda tenían que liquidar pronto al máximo campeón de Copas de Europa.
El ambiente, como siempre en Anfield, era inmejorable. Un día antes del partido Raúl González declaró que sería una noche histórica y lo fue. Liverpool dio una exhibición de fútbol ante su afición y le propinó al club español una goleada que difícilmente será olvidada.
Arbeloa, Skrtel Carregher y Fabio Aurelio no dejaron que Raúl, Higuaín y Robben respiraran; Gerrard, Mascherano y Xabi Alonso destrozaron sin piedad a Lass Diarra, Sneijder y Gago; y Fernando Torres hizo lo que quiso Pepe y Cannavaro. Sobre las avenidas Ramos y Heinze, mejor ni hablar.
Los locales presionaron desde el primer minuto. En su primer jugada, Torres se quitó a Cannavaro con una recepción dirigida y puso a prueba a Iker, era la señal de que sería una noche difícil para el madridismo. Después de la jugada del Niño llegó un disparo de Mascherano que exigió al máximo a Casillas.
Liverpool no perdonaría más. Al 15′, Torres y Kuyt le quitaron el balón a Pepe, el holandés tomó el esférico y asistió a Fernando, quién únicamente tuvo que empujar el balón al fondo de las redes. El segundo tanto llegó al 38′, lo hizo Gerrard desde los once pasos. Juande Ramos, DT del Real Madrid, no encontraba donde esconderse.
Al 47′, cuando parecía que los blancos había controlado un poco más a las cosas, Ryan Babel desbordó por la pradera izquierda, mandó un centro y Steven Gerrard provocó el tercer grito de gol en un abarrotado Anfield. Dossena cerró la cuenta al 88′ al definir de primera un gran pase de Javier Mascherano.
La afición del Real Madrid no lo podía creer, baño total en Anfield. Lo más frustrante para incondicional fanaticada blanca era que más allá de la goleada, la sensación de haber sido superados con muchísima autoridad era complicada de explicar. Liverpool había marcó cuatro goles que bien pudieron ser seis o siete.
El 10 de marzo de 2009 fue una noche mágica para el club que NUNCA CAMINA SOLO.