Francesco Acerbi, nacido en Unai, Italia, en 1988, el fútbol su primer amor. Picó piedra como pocos. Pasó de la Serie D del fútbol italiano a la Serie A en 5 años. Jugó en Pavia, Triestina, Spezia, Reggina, Chievo AC Milan y Sassuolo. En julio de 2013 fue diagnosticado con cáncer testicular, por lo que tuvo que dejar el fútbol momentáneamente para ser intervenido.
En diciembre de 2013, Acerbi volvió a jugar con Sassuolo, lamentablemente recayó de la enfermedad e incluso estuvo cerca de ser suspendido por dopaje, ya que en unas pruebas dio positivo por un producto prohibido (gonadotrofina coriónica) relacionado con su enfermedad, pero como no lo reportó, increíblemente se dudó del caso.
El italiano tuvo que volver a alejarse de los terrenos de juego para ganar, en marcador global, el partido más importante de su vida y lo logró. En septiembre de 2014, en un partido ante Fiorentina, regresó al rectángulo verde. Acerbi comenzó a tener continuidad con el Sassuolo y la recompensa a su lucha y trabajo llegó ayer.
El 18 de noviembre de 2014 debutó con la Selección de Italia. Venció al cáncer en par de ocasiones, luchó y cumplió uno de sus sueños más grandes: representar a su país a nivel internacional. Francesco Acerbi, un ejemplo de vida.