«Un hombre es un Loco hasta que triunfan sus ideales o triunfo en lo que hacen», dice Marcelo Bielsa. Así ha sido la vida de Washington Sebastián Abreu. Amante del basketball y periodismo que encontró en el fútbol su escaparate para alcanzar sus sueños y cumplir sus objetivos. «Un chico con ganas de comerse el mundo», así lo describían sus amigos cuando recién comenzaba su carrera en el deporte.
No hay límites, no hay puertas que se cierren de forma definitiva y no hay miedos. Arriesgar para intentar; intentar para lograr; y lograr para vivir. Nómada, inquieto e incansable, la palabra ‘límite’ no está en sus diccionarios. Obstáculos tuvo, y muchos, pero jamás bajó la guardia. Técnicamente nunca fue el más destacado, pero sus deseo de superación, hambre de triunfo, lectura de juego y ganas de trascender siempre lo colocaron un escalón arriba del resto.
Su aventura en el rectángulo verde comenzó en Uruguay, su país. Argentina, España, Brasil, México e Israel los siguientes destinos. Sebastián recorrió estos lugares en más de una ocasión, coleccionó camisetas, conquistó títulos, se ganó el cariño de miles de aficionados y nunca dejó de marcar goles. 20 años de carrera, 19 equipos, 700 partidos y 9 títulos profesionales.
Solamente un Loco lucha por sus sueños sin importar lo que digan los demás, solamente un Loco confía en su instinto, solamente un Loco cruza fronteras para compartir sus ideologías, solamente un Loco confía en sí mismo como nadie, solamente un Loco juega en 19 clubes en 20 años, solamente un Loco convierte los miedos en motivaciones, y solamente un Loco pica un balón en una serie de penales de una Copa del Mundo.
Así de grande es Sebastián Abreu, El LOCO.