Nada es imposible. Los límites son barreras que nosotros mismos ponemos para no intentarlo. Daniel Engelbrecht, jugador de los Stuttgarter Kickers de la tercera división alemana, es el ejemplo de lo que decimos. En julio de 2013, el delantero de 24 años vivió uno de los momentos más complicados de su vida. Daniel cayó en el césped en un en un partido por un problema cardíaco y estuvo cerca de perder la vida.
Afortunadamente el futbolista nacido en 1990 fue atendido de forma rápida y logró ser animado. Daniel se sometió a exámenes y le detectaron una inflamación del músculo cardíaco y un ritmo cardíaco anormal. Esta problemática lo llevó a ser sometido a 4 operaciones de corazón para que se le implementara un desfibrilador.
Tras las intervenciones, el chico alemán tenía que cumplir con todas las recomendaciones médicas, pero él no estaba dispuesto a cumplir una. Daniel quería seguir jugando fútbol a pesar de que los médicos le indicaron que no lo hiciera. Su amor por el fútbol pudo más que cualquier otra cosa y decidió arriesgarse.
El potente delantero regresó a los entrenamientos y el 22 de noviembre volvió a pisar los terrenos de juego. 1 año y 4 meses después de aquel día en el que cayó desplomado en el campo estaba regresando. Su participación únicamente duró 7 minutos, pero según sus palabras por fin se volvió a sentir completamente vivo.
Su segundo partido tras el retorno fue el sábado 6 de diciembre. Engelbrecht ingresó al 83′, con el partido empatado 1-1, y con un gol suyo al 91′, su equipo terminó cosechando un valioso triunfo. Daniel festejó el gol como nunca lo había hecho, corrió a abrazar a todos sus compañeros y al escuchar el silbatazo se fue a celebrar con la afición que lo apoyó durante este duro momento.
«Nada es imposible. Creo que todos están contentos por mi, incluso los adversarios. Este día ha sido un regalo que recordaré siempre y espero volver a vivir otros momentos. Es cierto que tengo miedo. No se me irá nunca. Pero amo demasiado este deporte como para pararme. He vivido un año en el infierno, no puedo estresarme ni cansarme, tengo que llevar una vida de una persona de la tercera edad. Por eso quería volver a jugar a fútbol para vivir esta emoción, la más grande de mi vida», dijo Daniel tras el partido con lágrimas en el ejemplo.
Amor, pasión y valentía. Vaya ejemplo.