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Las peleas, los debates y las discusiones sin sentido surgen en otro lado. Los jugadores saben que la rivalidad se acaba cuando el árbitro da el silbatazo final. La imagen del día de hoy es una joya: Lavezzi y Messi platican después del partido entre dos de los mejores clubes del mundo como si se hubieran echado una cascarita en el llano.
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