Hace un par de años, el polaco Jakub Blaszczykowski hizo público que presenció el asesinato de su madre a manos de su padre. Cuando apenas tenía 11 años de edad, Jakub y su hermano, David, fueron testigos de un evento que marcaría sus vidas. Sus padres sostuvieron una fuerte pelea verbal, cuando su padre, Zygmunt, decidió apuñalar a Anna, su madre, hasta que ésta perdiera la vida.
En una entrevista con el diario Die Welt, Kuba adelantó algunos de los episodios de su vida que contará en la autobiografía que publicará el próximo mayo, entre ellos el trágico asesinato de su madre.
Razón de la autobiografía. «Creo que todavía podré jugar algunos años más, pero ahora tengo 30 años. He adquirido experiencia y creo que tengo cosas que contar. He decidido publicar este libro, el cual escribí con Malgorzata Domagalik, un reconocido periodista polaco. Va a salir en mayo».
Convencimiento. «No fue mi idea. Sin embargo muchas personas me habían dicho que tenía que escribir un libro para contar todo lo que había vivido. Estuve indeciso durante mucho tiempo, pero luego hablé con mi familia y me sentí animado para hacerlo».
Fallecimiento de su madre. «En mi autobiografía cuento todo lo que he vivido, incluso cuando fui testigo del asesinato cometido por mi padre sobre mi madre. No es fácil. Pero es algo que no he olvidado y nunca olvidaré. Forma parte de mí».
Problemas de otras personas. «Soy consciente de que tengo una percepción diferente de problemas a causa de lo que he experimentado, pero no culpo a las otras personas. Cada uno sabe lo que siente ante lo que está viviendo».
¿Cómo superó lo de su madre? «Era muy pequeño y los recuerdos estaban en mi cabeza siempre, pero no tenía otra opción. Solo si estás dispuesto a dejar salir esos sentimientos es que puedes dar un paso adelante».
La importancia del fútbol. «Creo que el fútbol me ha ayudado a mostrar mis emociones. El fútbol era mi primer amor. No sé si estaría hablando de este episodio si no hubiera decidido irme por el camino del fútbol».
Abuela. «Le estoy muy agradecido a mi abuela y a mi tío Jerzy Breczek, que también fue futbolista. Él siempre creyó que era un buen jugador y aunque en algunos momentos perdí la ilusión de ser futbolista, mi tío me impulsó a seguir creyendo en mi mismo».