Cristiano Ronaldo, ante Córdoba, vivió uno de los partidos más complicados de su carrera. Casi no tocó el esférico, no tuvo muchas ocasiones de gol, la férrea marca del modesto equipo español no lo dejaba respirar y el resultado no era positivo para su equipo.
En una jugada a balón parado, el astro portugués se preparaba para intentar rematar. Los empujones con jugadores del Córdoba lo encendieron y comenzó a perder la cabeza. Tras la ejecución del tiro libre, CR7 se desquitó con Edimar, quien lo marcó y ganó la redonda. El ‘7’ le soltó un puñetazo y una patada al brasileño.
Crespo le reclamó al lusitano y éste respondió con otro intento de golpe al rostro. El árbitro le mostró la tarjeta roja y CR7 se tuvo que ir a los vestidores. En su camino a la zona de vestuarios, el capitán de la Selección de Portugal se limpió su insignia del Mundial del Clubes ante los insultos de la afición cordobesa. El gesto no fue grave e incluso podría entenderse, pero en un deporte donde se aboga por el FairPlay y se castigan las conductas antideportivas, merece ser analizado.
Al final, el partido quedó 1-2 a favor del Real Madrid, pero el sabor en el entorno blanco por la reacción de CR7 fue amargo.
En el reporte arbitral no hay señales de agresión: «En el minuto 83 el jugador (7) Dos Santos Aveiro, Cristiano Ronaldo fue expulsado por el siguiente motivo: Dar una patada a un adversario sin estar el balón a distancia de ser jugado», Habrá que esperar la sanción de la LFP..
Desesperación, impotencia y frustración. Quien no ha sentido eso en un terreno de juego simplemente no ha pisado uno. Y ojo, que no es justificación, es una acción reprobable que merece una sanción ejemplar (ojalá la reciba), pero lo que le pasó al actual Balón de Oro son reacciones que difícilmente se controlan. Cristiano hizo bien en disculparse, pero eso no lo debe eximir de una sanción importante.