Disfrutaba muchísimo de jugar fútbol, pero aún no tenía claro la posición que más le gustaba. Defender y frenar era más sencillo que crear y definir, así que se refugió en la zona baja mientras daba sus primeros pasos en el fútbol. No lo hacía nada mal como defensor central, incluso era de los más destacados en cada partido que disputaba, pero no terminaba por explotar.
Todo cambió cuando encendió el televisor y vio jugar a un delantero robusto y calvo. Aquel delantero driblaba defensores como si fuera conos, perforaba arcos sin piedad y humillaba guardametas con una facilidad de auténtico escándalo. El chico comenzó a ver sus partidos y se convenció de que quería jugar en la misma posición que él y tratar de parecerse, aunque sea un poco, al que desde ese día del 2002 se convirtió en su ídolo.
Su carrera como delantero inició y tras destacar en República Checa y Holanda llegó al fútbol inglés, donde se ha posicionado como uno de los delanteros más letales del planeta. Hace unas semanas fue fichado por el Manchester City, convirtiéndose en el jugador africano más caro de todos los tiempos.
«Ronaldo fue mi inspiración. Yo era defensa, pero después de verlo jugar quedé impresionado y decidí jugar como delantero. Él era un jugador completísimo y después de verlo quise convertirme en un delantero. Él me motivó a ser delantero», confies Wilfried Bony.
Quizá si Bony no hubiera sintonizado aquellos Mundiales en los que Ronaldo Názario da Lima la rompió estaríamos hablando de un defensor marfileño de mediano nivel y no de uno de los mejores delanteros de la actualidad…