Samuel Eto’o está de regreso en Italia y para pasarla bien mientras esté en el lindo país europeo habría decidido comprar una mansión de 30 millones de dólares. La casa es preciosa, pero tendría un pequeño detallito: está construida en una zona donde habría caído la ‘maldición de Tutankamón’.
La lujosa vivienda le perteneció a George Hebert, egiptólogo que descubrió, junto a otros colaboradores, la tumba de Tutankamón. George falleció meses después de su descubrimiento en un hotel y desde entonces la leyenda de la ‘maldición del faraón’ sostiene que todos sus descubridores o personas vinculadas a ellos acabarían muriendo en extrañas circunstancias.
Tras conocer esa historia, muchos compradores potenciales le sacaron la vuelta a la mansión por muchos años. Fue hasta 2001 que la Condesa Francesca Vacca Augustam, ex modelo de Gucci, la compró y vivió ahí hasta su fallecimiento. Francesca desapareció y su cuerpo apareció tres semanas más tarde en Francia. Otra muerte en ‘circunstancias extrañas’ como dice la maldición.
Las trágicas historias de la mansión no habrían asustado a Samuel Eto’o, quien a pesar de saber sobre la supuesta maldición no titubeo en adquirirla y mudarse. «Él conoce la historia y todo el mundo aquí conoce la historia de Villa Altachiara. Algunos dicen que el espíritu de la condesa aún camina por la finca y que la maldición de Tutankamón ha vuelto, pero Eto’o ama esa casa», aseguró el agente inmobiliario que trabajó en la venta.
JAJAJAJA, ¿ya se rieron mucho o le seguimos? Esta versión circuló por todos los medios importantes en los últimos días y NO TIENE UN GRAMO DE VERACIDAD. Hasta declaraciones de un ‘agente inmobiliario’ se inventaron, JAJAJA. Samuel Eto’o ya salió a desmentir todo esto. Ni compró la mansión, ni tiene idea de la maldición y es muy probable que no sepa ni quien es Tutankamón.
«Yo no sabía nada de eso. Esto me hace preguntarme: ¿De dónde saca la información la gente? Imaginen que un día te despiertas y lees en la prensa que gastaste 30 millones sin siquiera saberlo #ataquealcorazón. Fuera de broma, es un poco triste que mucha gente, quien sea que sea, le falte al respeto a su profesión perdiendo su sentido de la verdad».