Si lo veías antes de que comenzara el partido imaginabas que era el hueco del equipo rival, pero una vez que el árbitro hacía sonar su silbato, se convertía en el amo y señor del juego. Su talento era natural. Desde que comenzó a jugar fútbol destacó del resto. La diferencia entre él y el resto era abismal. Su primer equipo fue el Atlético Benamiel y fue ahí donde los grandes equipos de España supieron de él.
Portaba la ’10’, era el más grande/gordito de todos, tenía 10 años y así jugaba:
«Mientras estuvo en el Atlético Benamiel fuimos siempre campeones en todas las categorías donde estuvo. Había muchísima diferencia entre él y el resto. Nosotros le teníamos siempre dos o tres categorías por encima de la suya, porque no progresaba si estaba con los de su edad. Siempre con el ‘10’ en la espalda, su número favorito. Aquí venía gente a verlo exclusivamente a él, que no eran aficionados del Atlético Benamiel», cuenta Salvador Borges, su entrenador en aquel club.