Hace una semana, en la visita de Feyenoord a Roma, un montón de desadaptados, que dicen ser aficionados del Feyenoord, visitaron la capital de Italia para ver a su equipo jugar, pero terminaron cometiendo actos vandálicos y enfrentándose a la policía romana.
Los ultras holandeses alteraron el orden y causaron disturbios en la Plaza España. La Fontana della Barcaccia en la Piazza Spagna de Roma, que se construyó hace 400 años, terminó llena de banderas, globos y bebidas arrojadas por este montón de personajes. Hubo más de 100 personas detenidas y heridas.
Hoy, en el partido de vuelta, esta gente volvió a hacer de las suyas. Mientras el partido se disputaba, el sector de aficionados que estaba cerca de la banda izquierda, donde jugó el marfileño Gervinho, lanzó un plátano inflable. Esta clase de objetos son una tradición entre la hinchada del Feyenoord, pero lanzarlos al terreno de juego, no. Y menos en la zona donde juega un jugador específico.
AS Roma se fue al entretiempo ganando con gol de Ljajic y, en el festejo, el jugador serbio tomó a Gervinho para que ambos le gritaran el tanto a esos aficionados que lanzaron el plátano en los minutos previos.