Cuando parecía que su debut profesional estaba cerca, sufrió un accidente que pudo significar su retiro del fútbol. En el año 2000, cuando jugaba en el juvenil de Sao Paulo, fue sancionado por acumulación de tarjetas amarillas, así que su entrenador decidió darle dos días libres. Kaká y su hermano, Digao, decidieron visitar a sus abuelos. El ex Real Madrid fue con su hermano menor a un parque acuático, y saltando desde un tobogán, su cabeza impactó directamente con el fondo de la alberca.
Fue a que lo atendieran de inmediato y únicamente recibió unos puntos de sutura en la cabeza, parecía que el accidente no pasaría a mayores. Regresó a Sao Paulo a entrenar y dos días después, una serie de mareos y dolores de cabeza lo obligaron a ir al hospital de nuevo. En la revisión médica se mostró que Kaká tenía una rotura en la sexta vértebra del cuello, lesión que, según los médicos, pudo haberlo dejado paralítico.
«Me dijeron que por muy poco, no solo dejaba de jugar al fútbol, sino también de caminar. Fue una experiencia con Dios muy fuerte y es impresionante. Esto aconteció en octubre, estuve fuera dos meses y perdí la titularidad. Recuerdo que el entrenador del primer equipo le pidió a mi técnico dos jugadores, un delantero y un mediocampista. El entrenador de los juveniles le dio a delantero titular, pero no quiso que subiera su mediocampista titular porque era el capitán, así que yo, que era el suplente, fui el que terminé subiendo. Entrené en el primer equipo y desde ahí nunca regresé a los juveniles. Creo que Dios tuvo un propósito en ese accidente, creo que no fue coincidencia», contó Kaká hace algunos años en Real Madrid TV.
Una de las imágenes que, sin duda, representa uno de los mejores momentos en la carrera de Kaká es cuando logró gestar la revancha ante Liverpool en la final de la UEFA Champions League 2007.
Al escuchar el silbatazo final, Kaká se puso de rodillas, se quitó el jersey del conjunto rossonero para mostrar una camiseta con la leyenda Pertenezco a Jesús. De inmediato extendió las manos, cerro los ojos y levantó la cabeza hacia el cielo.
«Yo crecí con los valores de la Biblia y mis valores vienen de ahí. Tuve la oportunidad de decirle al mundo que pertenecía a Jesús y fue algo que quise hacer», confesó el actual futbolista de Orlando City, en entrevista para Daily Mail
Desde niño fue muy devoto, pero el accidente que tuvo hace casi 15 años lo marcó para siempre: «Gracias a Dios me recuperé bien y con mucho esfuerzo volví a jugar. Ese accidente fue una experiencia que tuve con Dios. He tenido muchas con él, pero esa fue muy importante. Todos los médicos a los que fui después del accidente me dijeron que era un milagro no haberme quedado paralítico. Y sé que fue Dios el que me libró de eso».
En octubre de 2000 tuvo el accidente que pudo haberlo dejado paralítico, en enero de 2001 debutó profesionalmente con Sao Paulo luego de que lo subieran al primer equipo por ser suplente en las reservas y en junio del 2002 ya era campeón del mundo con la Selección de Brasil.
Ricardo Izecson dos Santos Leite cree ciegamente que Dios convirtió un accidente, que pudo terminar en tragedia, en un impulso para lograr su sueño.