Hijo de Krzysztof e Iwona. Su padre jugó en la Segunda División polaca con el Hutnik Warszawa y su madre jugó voleibol profesionalmente con el AZS Warszawa. Su hermana siguió los pasos de su madre en el voleibol.
El deporte estaba en la sangre. Fútbol, volleyball, basketball y handball. Robert solía estar en todos los equipos representativos de su escuela, pero el deporte que más llamó su atención fue el fútbol. En aquel entonces, la Selección de Alemania vivía un gran momento, así que Lewandowski soñaba con algún día jugar en el país germano.
Su carrera en el fútbol comenzó en el Partyzant Leszno, pero fue en el UKS Varsovia Warszawa donde comenzó a destacar. Sus movimientos y olfato goleador sorprendieron a todos los entrenadores que tuvo en los 7 años que pasó en el equipo de Varsovia. Hay registros que indican que, el ahora capitán de la Selección de Polonia, marcó 80 goles en una misma temporada.
Krzysztof Sikorski, entrenador de Lewandowski en el UKS Varsovia Warszawa, confiesa que aunque sus registros eran impresionantes, él siempre estuvo preocupado de que Robert se lesionara por su complexión física tan delgada.
«Tenía las piernas como palos, era muy delgado. Cuando llevaba el balón parecía que se iba a partir a la mitad. Me daba miedo que los otros chicos lo quebraran», declaró el entrenador polaco hace un par de años en la página oficial de la UEFA.
El estratega polaco contó el curioso consejo que le dio a Lewandowski en aquellos años para que fuera más fuerte físicamente: «Quería que fuera más fuerte física y mentalmente. Recuerdo que en una ocasión le dije que comiera más tocino».
Aunque Robert siempre destacó del resto, Sikorski reveló que nunca pensó que aquel niño que parecía que iba a quebrarse en cada partido pudiera convertirse uno de los mejores delanteros del mundo.
«Era muy bueno. En una temporada que mi equipo hizo 158 goles, Robert hizo la mitad. Por supuesto que nunca pensé que llegaría tan lejos. Cuando lo veíamos, esperábamos que llegara a la Primera División de Polonia, pero era imposible que imagináramos lo que ha sucedido en su brillante carrera».
Y el camino no fue nada sencillo. La muerte de su padre y el rechazo de Legia Warsaw hicieron que Lewandowski pensara en dejar su sueño a un lado. Su madre no lo dejó y le consiguió una prueba en el Znicz Pruszków. Y sería en este club donde la carrera del ‘9’ del conjunto bávaro alcanzaría niveles superlativos.
Su madre fue su principal impulsora. Lo motivaba de cualquier manera posible: «Cuando era un niño le encantaban los dulces. Cuando jugaba en Varsovia le compraba un pastel por cada gol que marcaba. Así que cuando lograba un hat-trick estaba muy feliz, no sólo por los goles también porque se iba a comer tres pasteles», cuenta la madre de Lewa.
Entre pasteles, tocino y rutinas de ejercicios muy exigentes, Robert Lewandowski cumplió su sueño y se ha convertido en un referente del fútbol polaco y la Liga de Alemania. Sobre su complexión física no hay ninguna queja, incluso varios de sus compañeros en Borussia Dortmund lo llamaban The Body.