Hace exactamente siete años, Fernando Torres marcó una anotación que significó el cambio en la historia del fútbol español. El 29 de junio de 2008 la Selección de España dejó atrás todos los fantasmas, venció a la poderesa Selección de Alemania y le gritó al mundo entero que estaba lista para hacer historia.
Aquella noche en Viena, cuando Fernando Torres superó a Lahm en velocidad y picó el balón ante la salida de Lehmann, la historia del fútbol español cambiaría por siempre. Una generación comandada por Luis Aragonés abrió un ciclo de supremacia absoluta.
«Xavi me sirvió un balón en profundidad, Lahm se confió y tuve el tiempo justo para picarla ante la salida del portero. El balón resbaló sobre el césped y la explosión de alegría se convirtió en increíble. Después los minutos se hicieron interminables, hasta el final del partido todo podía ocurrir, pero cuando el árbitro pitó toda esa tensión se transformó en una inmensa sensación de satisfacción y orgullo», recuerda Fernando cuando se le cuestiona sobre el tanto con el que España se proclamó campeón de Europa por segunda vez en su historia.
Tras esa noche mágica para La Furia Roja, el fútbol se jugaba como quería España. Revalidaron su supremacia futbolística conquistando la Copa del Mundo en Sudáfrica 2010 y, en 2012, se convirtieron en el primer combinado en conquistar Eurocopa-Mundial-Eurocopa en toda la historia. El gol de Fernando Torres en Viena no fue únicamente un gol que significó un título. Fue un gol que inició un ciclo, fue el gol que lo cambió todo…