El 7 de julio del 2011, los aficionados mexicanos vivimos uno de los partidos más emocionantes en toda la historia del balompié azteca. Contra todo pronóstico, la selección U17 se clasificó a la final de la Copa del Mundo tras vencer a la favorita Alemania en el Territorio Santos Modelo.
Con Julio Gómez como principal protagonista, los comandados por Raúl Gutiérrez se metieron a la final del certamen que se disputó en suelo mexicano. Alemania, que llegó al continente americano, como una de las favoritas tuvo que volver a casa de manera prematura tras cruzarse con una generación que, aunque no tenía jugadores destacadísimos, tenía un juego colectivo tremendo.
El partido arrancó y México pegó primero gracias a un golazo de Julio Gómez al 3′. El gusto nos duró poco, ya que al 10′, el goleador alemán Yesil clavó el tanto del empate luego de un grosero error de Briseño. Alemania se puso al frente con un escándalo gol del que, para nosotros, fue el mejor jugador del torneo: Emre Can.
Cuando parecía que todo se iba al carajo, Espericueta se mandó un gol olímpico al 76′ para igualar el partido. En esta jugada, Gómez se jugó el físico y terminó sangrado de la cabeza. Parecía que el chico del Pachuca no podría seguir jugando y México se quedaría con 10 (ya se había hecho los cambios) pero, con un vendaje, volvió a la cancha para hacer historia…
Al 89′, Gómez convirtió el tanto de la final con una sensacional chilena tras un centro de esquina. El nacido en 1994 provocó la explosión del TSM y todo el pueblo mexicano que estaba pendiente del partido.
En la final, ya todos sabemos lo que pasó… ¡MÉXICO CAMPEÓN DEL MUNDO U17!