Carlitos Tévez creció en uno de los barrios más marginados y peligrosos de toda Argentina. El fútbol le abrió la ruta a un camino que nunca pensó recorrer. Imaginaba que jugando a la pelota podría ayudar a su familia, pero nunca pensó vivir en los lugares que vivió y conocer todo lo que ha podido conocer.
Después de brillar en el club de sus amores, decidió marcharse a Brasil. Luego de romperla en territorio carioca, el momento era para Europa. En el viejo continente jugó por 9 años en dos países: Inglaterra e Italia. Feliz por lo conseguido, pero cansado y triste por estar lejos de los suyos, volvió a Boca Juniors con 31 años de edad.
En su presentación, Tévez fue recibido por más de 50,000 bosteros. El ariete argentino se mostraba muy contento, pero no sorprendido, porque sabe del aguante que hay en el mundo Boca. Al ser cuestionado sobre si todo lo que vivió en Inglaterra se comparaba con este recibimiento, Carlitos fue muy claro…
«¿Esto es comparable con Inglaterra o Italia? No. La plata no compra la felicidad».
Además, Tévez agregó que ganar cosas con Boca no se compara con nada: «He ganado muchos campeonatos y no sentía la misma alegría. Extraño un poco eso, quiero ver si lo vuelvo a sentir en mi casa. Ese es el objetivo».