Si hay unión, es conspiradora. Si no intercatúan con sus seguidores, son unas divas. Si interactúan con sus seguidores, que se pongan a entrenar. Si atienden a los medios, que dejen de exhibirse y se pongan a jugar. Si no atienden a los medios, son arrogantes y cobardes. Si ganan, era su obligación. Si empatan, son unos mediocres. Y si se llega a perder, jugamos peor que Micronesia.
En México, en cualquier rublo, no hay término medio: es blanco o es negro. Drama, extremismo y doble moral son las constantes de nuestro país. No existe la conformidad y nos encanta destrozar. Siempre encontraremos el modo para reventar, que no es lo mismo que criticar.
En los últimos meses, hemos hablado mucho de la AUTOCRÍTICA relacionada a la Selección de México. Cierto, en estos momentos, no hay AUTOCRÍTICA en la combinado nacional: nunca se juega mal, se falló en la contundencia y el cuerpo arbitral siempre juega en nuestra contra. Pero, haciendo una reflexión más profunda, no nos deberíamos sorprender… ¿Por qué exigimos que haya autocrítica en un equipo de fútbol si en el país no existe?
Es un tema cultural. Hablamos con una facilidad bárbara sobre cualquier tema o persona, pero cuando llega el momento de evaluarnos y criticar lo nuestro, nada está tan mal. Exigimos que los demás reconozcan cuando se equivocan, pero cuando el error es nuestro se vale todo para maquillar. Si falla el de al lado que acepte su error, se disculpe y corrija. Y si fallamos nosotros, que venga la lista de pretextos y justificaciones.
Muchos de ustedes nos pidieron que opináramos sobre la disputa entre los jugadores de la Selección de México y uno de los diarios más importantes de México. Es difícil opinar sin conocer el fondo y los intereses involucrados, pero tenemos claro que todo lo que mencionamos se puede apreciar en los dos sentidos (medios y jugadores)…
Que los jugadores se unan, pero no contra nosotros. Que los jugadores hablen con los medios, pero que no tengan derecho de réplica. Que los jugadores nos lean, pero no que desmientan. Y, por el otro lado… Que los medios destaquen lo que hago bien, pero que no exageren cuando ando mal. Que los medios me den la importancia que siento merecer, pero que no critiquen cuando las cosas no salen bien. Suena a broma y, tristemente. no lo es.
Nos encanta destruirnos. Al parecer, muchos siguen sin darse cuenta que los medios deportivos necesitan al deportista tanto como el deportista a los medios. El día que jugadores, medios y aficionados nos percatemos de eso, las cosas mejorarán muchísimo. No se trata de ser un ‘medio porrista’ ni de ocultar información o publicar lo que convenga, se trata de informar con responsabilidad y veracidad, opinar con argumentos sólidos y criticar de manera constructiva.
Con esta clase de disputas, no pierden los jugadores ni el diario, pierde MÉXICO.