Hijo de padre ghanés y madre holandesa, originario de la sureña ciudad holandesa de Moordrecht. Su infancia no fue nada sencilla producto de la seperación de sus padres cuando apenas tenía 4 años de edad. Rebelde, inquieto e inestable, era como describían sus primeros maestros y entrenadores a Memphis Depay.
Memphis dejó de ver a su padre. La separación era total y su única figura paterna fue su abuelo, Kees, quien lamentablemente murió cuando él extremo holandés tenía 15 años. Fue precisamente su abuelo quien lo encaminó hacia el fútbol y lo llevó al VV Moordrecht, su primer club.
Destacó desde el primer momento y del VV Moordrecht pasó al Sparta Rotterdam, equipo en el que comenzaría a llamar la atención de los grandes equipos del fútbol holandés. Después de escuchar varios ofrecimientos, su familia decidió que la mejor opción era el PSV Eindhoven.
Tras la muerte de su abuelo, que sucedió cuando ya era parte del PSV, Memphis utilizó el dolor y sus problemas familiares como motivación para cumplir su sueño: convertirse en futbolista profesional. Fue considerado por las categorías inferiores de la Selección de Holanda y con 17 años ya era parte del primer equipo del PSV Eindhoven.
Siendo profesional, Memphis tuvo dos gestos que dicen mucho de su carácter como persona. En 2012, decidió dejar de utilizar el apellido de su padre -quien para él no existe- en su camiseta. Y en Brasil 2014, luego de marcar su primer gol con la Selección absoluta de Holanda, se puso de rodillas y apuntó hacia el cielo. La dedicatoria fue para su abuelo.
«Sueña, cree y consigue tus objetivos», es la filosofía del futbolista que hoy busca convertirse en un referente del Manchester United. Lo que es un hecho es que Memphis Depay es un jugador distinto. Un tipo que se agiganta ante las adversidades…