Luego de romperla en Argentina y en Brasil, Carlos Tévez comenzó su aventura por el fútbol del viejo continente. Con apenas 22 años de edad, llegó al balompié inglés para jugar con el West Ham de la Premier League. La adaptación no fue fácil en el terreno de juego, pero tampoco lo fue fuera del campo.
Acostumbrado a otras cosas en su barrio y país, Carlos Tévez llegó a un lugar donde las reglas se cumplen y la sociedad es mucho más organizada. No importa cómo te llames o a qué te dediques, en territorio británico se tiene que cumplir con la ley. El Apache recordó, en el programa Animales Sueltos la vez que estuvo preso en Inglaterra…
«Una sociedad organizada hace que la vida de los que están en ella sea más fácil. Yo por ejemplo, lo del auto (lo detuvieron), está muy bien dado. No es que yo estaba con el vidrio polarizado, yo estaba sin registro y me pararon una vez… pagué una multa. Sabían quién era, me llevaron el auto y tenía que pagar la multa. ¿Me conocían? Sí, me cobraron igual», recuerda El Apache.
«En la segunda vez me hicieron lo mismo y me dijeron que si me paraban otra vez caía preso. Y en la tercera vez quedé preso. Fue famosa esa… La tercera me pasa que fue un poco cómica también: Vane (su esposa) me llevaba a los entrenamientos, me iba a buscar porque yo no podía manejar. Ella me traía, pasaba por las nenas… Un momento decidí, que quería agarrar el auto porque estoy cansado de que mi mujer me lleve al entrenamiento. Mis compañeros me veían…», agregó.
«Un día, en Inglaterra, nos peleamos. Discutimos. Entonces yo tenía la cancha de golf a 4 cuadras de casa. Y yo tenía que ir con el profesor de golf a clases… Tenía clase de golf y yo me dije: ‘cómo le digo a ésta que me lleve a las clases’, entonces agarré el auto y me fui a las clases de golf. Agarré, y me fui. Los mismos de la clase de golf estaban enterados que no podían conducir, llaman a la policía y la policía me espera afuera. No en el terreno de golf, afuera. Ellos no me podían parar en el golf, así que apenas agarro la calle y se escucha la sirena… Apenas bajo la ventanilla para decirle algo, el tipo me empuja, me agarra las llaves y me esposa contra el volante. Me apaga el auto, me da un codazo en el pecho y quedo esposado», cuenta Carlos.
El periodista le pregunta si a Tévez ‘estaba cagado’ y Carlitos, con la elocuencia que lo caracteriza dijo: «¿Qué? ¿Sabés cómo estaba? Que Fuerte Apache ni que Fuerte Apache. Estaba en Inglaterra, que no me entendían nada y estaba esposado…».
«El tipo me trataba de explicar lo que pasó y me llevó a la patrulla y, de ahí, a la comisaría. Llamé a mi señora para que viniera el abogado… Me dijeron que no declarara nada y estaba esperando en una celda. Después, llegó el abogado y me fui en dos horas. Luego tuve un juicio y tuve que hacer tareas comunitarias», añadió.
¿Qué hizo Carlitos en el servicio comunitario? «Me hicieron sacar toda la maquinaria de un contenedor, limpiar el contenedor y volver todas las máquinas adentro. Con el chaleco y todo… Después, ya agarré un trabajo fijo: me pusieron a poner plantitas».
En Argentina, las cosas son distintas: «Cuando me pasaba algo así acá, me paraba la policía y yo le decía que por qué me paraban. Me decían: ‘Eh, Carlitos, firmáme un autógrafo’, y yo no tenía ni documentos. No tenía mis cosas encima e igual me dejaban ahí. Ahí empieza, nosotros tenemos que empezar a cambiar a eso. No sé si somos ejemplos, pero, por ahí, la mayoría de la gente nos mir y creo que tenemos que ser más educados y dar el ejemplo».
Tengan por seguro que después de esa experiencia, Tévez entendió que tenía que tener todo en orden si quería transitar en cualquier calle…