El 6 de septiembre de 2005, Cristiano Ronaldo, que se preparaba para enfrentar a Rusia en un partido importantísimo en la clasificación a Alemania 2006, se enteró de una noticia que cambiaría su vida por siempre. Su padre, José Dinis Aveiro, había fallecido por graves problemas hepáticos y renales.
Luiz Felipe Scolari se acercó a Cristiano, que en ese momento tenía 20 años, para darle la noticia y, aunque le concedió un permiso especial para regresar a Portugal, el actual futbolista del Real Madrid decidió quedarse para disputar el encuentro ante Rusia. Decidió que jugaría el partido para dedicarle un gol a su padre…
«Ese día quería jugar. Solo sabía que quería jugar. Quería jugar el partido en honor a mi padre. Quería marcar un gol por él. Me puse a prueba y puse a prueba a todas las personas que me quieren. Mi padre siempre me alentaba, me pedía que fuese ambicioso y se sentía orgulloso de lo que había conquistado en el fútbol», contó Cristiano años después.
El partido entre rusos y portugueses terminó empatado a cero. Cristiano estuvo cerca de conseguir un gol, pero Akinfeev hizo una espectacular atajada. A pesar de que el nacido en Funchal no pudo marcar aquel día, no se quedaría con las ganas de dedicarle un tanto a su padre. Lo haría en un marco mucho más importante: Alemania 2006.
Cristiano firmó el penal con el que Portugal avanzó en las semifinales del Mundial 2006 y el festejo fue sumamente especial. El chico portugués estaba señalando el cielo, el grito era para el hombre que lo convenció de unirse a su primer equipo cuando todavía era un niño… Era para su padre.
Aquel penal lo marcó Cristiano, pero lo ejecutaron juntos. No tengan ninguna duda…
Cristiano: «Mi padre me apoyaba. Lo quiero y siempre lo querré. Siempre estará conmigo. Siempre será un ejemplo para mí. Me entristece porque si él pudiera verme ahora, ver todo lo que he conseguido, eso sería algo muy importante en su vida… Pero estoy seguro de que me ve desde el cielo».