Hace casi 15 años, Cesc Fàbregas, uno de los más grandes talentos de la generación de 1987 en La Masia, conoció a un menudo chico argentino que viajó a España con la intención de iniciar formalmente su camino en el mundo del fútbol.
El nombre del chico que llegó a formarse en las categorías inferiores del FC Barcelona era Lionel Messi y Cesc sería el primer compañero que se daría cuenta que el pibe argentino era distinto al resto.
En entrevista con el programa español Espacio Reservado de Canal Plus, el actual futbolista del Chelsea recordó el primer encuentro que tuvo con Messi, quien ahora es uno de sus mejores amigos. Con una gran sonrisa en el rostro, el talentoso mediocampista español aceptó que la primera vez que lo vio jamás pensó que siquiera era capaz de jugar al fútbol:
«El primer día que vino a entrenar lo vimos y era un chico muy pequeño… muy finito. Nos quedamos viendo varios compañeros y pensábamos: ‘Este chico es muy pequeño para poder jugar’. Recuerdo que un entrenador llegó y me dijo con él (Messi) tienes que ir fuerte porque es muy bueno y ha venido a ganarse un puesto. Yo pensé, porque lo estaba viendo, que realmente no podía jugar al fútbol. Total que hicimos ejercicios de uno contra uno y él solo conducía con la zurda… me hizo un traje en el primer minuto y metió gol. A partir de ahí fue subir la montaña hasta el día de hoy».
Lo que le pasó a Cesc seguramente le sucedió a otros en el Barça y es que Messi es uno más fuera del campo, pero cuando pisa el rectángulo verde se convierte en un monstruo imparable. Fàbregas jamás pensó que en ese entrenamiento conoció al futbolista que se convertiría en el mejor jugador en la historia del FC Barcelona.