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En Suecia conocían a Ibra por burlarse excesivamente de sus rivales con lujos innecesarios. Sus compañeros en el Malmo lo calificaban como un gran jugador, pero no dudaban en decir que se excedía de egoísta, arrogante y problemático. «A veces puede ser muy complicado. Sé que soy alguien con quien es difícil llevarse bien», decía Zlatan. «El fútbol tiene que ser divertido. Si no lo es, no vale la pena jugarlo», agregó cuando apenas tenía 20 años de edad.
LA FILOSOFÍA DE IBRA.
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