Nos desarrollamos en un entorno complicado. Soñamos, pero inconscientemente buscamos una zona de confort. Y, por más extraño que suene, criticamos a aquellos que, en su incesante deseo por cumplir sus sueños y objetivos, esperan nunca caer en dicha zona.
Aquellos que intentan, son mal vistos. Aquellos que intentan y triunfan, son criticados destructivamente. Y aquellos que intentan y fracasan, son víctimas de pintorescas burlas. Eso es México y, tristemente, va más allá del fútbol…
En las últimas semanas, hemos estado compartiendo datos, noticias e información sobre dos embajadores mexicanos en el fútbol europeo. Ninguno de los dos la ha pasado bien en los últimos años y se han convertido en el blanco directo de los huéspedes eternos de la comodidad y los enemigos directos de la lucha por rebasar la línea de lo ordinario.
Los comentarios referentes a jugadores como Javier Hernández y Guillermo Ochoa sirven para ver muchísimas cosas. ¿Memo brilló en Francia? No importa, lo hizo en un equipo chico. ¿Javier destacó en United y Real Madrid? Siempre fue suplente. ¿Memo se devoró a delanteros como Ibrahimovic? Pues sí, al Ajaccio le llegaban mucho y, obviamente tenía que lucir. ¿Javier marcó con el Leverkusen? Sí, pero nada más la empujó y, además, falló tres ocasiones claras. ¿Ochoa es suplente en Málaga? Sí, JAJAJA. Es malísimo. No puede ni con Kameni. ¿Javier ha fallado con el Bayer? Sí, no tiene nivel. Es mal jugador.
Cuando les va bien, buscamos, bajo cualquier circunstancia, algo para tratar de demeritarlos. Y cuando las cosas no están saliendo, la capacidad de análisis queda enterrada y el arsenal de burlas salta a la vista con la única finalidad de destruir.
No se trata de ser porristas ni de apartar las críticas, se trata de analizar y reconocer. Más allá del éxito que puedan o no tener en su carrera futbolística, acá siempre aplaudiremos a los que, pese a todo lo que se pueda comentar, abandonan la comodidad en búsqueda de una oportunidad para cristalizar un sueño.
De Ochoa nos quedamos con que es el primer arquero mexicano que se envalentona y va a Europa a comenzar desde cero para hacerse de un lugar, mientras otros arqueros aztecas de gran nivel se quedan en casa a seguir viviendo a gusto, dejando de lado su sueño de jugar en el viejo continente.
Y de Javier nos quedamos con un guerrero incansable que, sin importar lo que se diga de él, ha demostrado que con base en trabajo, esfuerzo, determinación y dedicación puedes cumplir, e incluso superar, lo que algún día soñaste.
En un entorno como el mexicano, en el que se critica y revienta al que toma un camino distinto al culturalmente aceptado, tipos valientes como Javier y Guillermo deben marcar diferencia. Aprendamos a intentar pese al miedo. Aprendamos a luchar pese a las adversidades. Y aprendamos a reconocer y levantarnos pese a los tropiezos. Cuando eso pase habremos dado un paso gigantesco y no, no nos referimos al renglón fubtolístico…