Actualmente tiene 27 años de edad, es indiscutible en la Selección absoluta de México y sigue demostrando, pese a todos los comentarios, que tiene la calidad para brillar en el fútbol de máxima competencia. Su nombre es Javier Hernández y, contrario a lo que muchos piensan, su camino por el mundo del fútbol no ha sido fácil…
¿Debutó con gol? Cierto. ¿Fue campeón con Chivas? Cierto. ¿Jugó un Mundial U2O? Cierto. Pero entre cada paso que daba había muchos obstáculos que hubiera tumbado a cualquiera. Quizá el obstáculo más grande que ha tenido que superar lo vivió durante los tres años en los que estuvo bajo la sombra en el primer equipo de Chivas.
En entrevista para León Krauze, de Univisión, el canterano rojiblanco rompió en llanto al recordar lo difícil que ha sido para él y toda su familia llegar hasta donde están. Javier Hernández recordó lo mucho que lo marcó un día en el que no fue requerido para un partido con el primer equipo de Chivas.
«Ya estaba en el primer equipo, pero no iba. Jugaba en Primera A o reservas. En pocas ocasiones me concentraba y después me mandaban a la tribuna y, si bien me iba, me mandaban a la banca. Ese día llego al entrenamiento y me manda a llamar el entrenador y me dice que no estoy convocado. Tuve que agarrar mis cosas e irme del vestidor y hablarle a mi mamá de que si podía ir por mí. Prácticamente estaba esperando ahí con mi maleta y mi traje. Me recogió y venía llorando. Entonces, cuando me subo al coche pues los dos lloramos un poquito, porque también ver llorar a mi madre era como… Horrible. Es lo que menos quiero. Entonces ya ver a mi madre que sufría más de lo que yo podía sentir. Llorábamos de impotencia, porque sentíamos en ese momento que podría ser injusto. Siempre a uno cuando le va mal o las cosas están mal, siempre sientes que es injusto. ¿Qué me dijo ese día mi madre? Que no había manera alguna de rendirnos».
Nada ha sido fácil: «No ha sido fácil y no es. Me dan estas lágrimas porque no nada más yo he sufrido, también mi familia. Mi padre, mi hermana y mis abuelos, pero mi madre en especial».
Más allá de los éxitos que ha conseguido en su carrera profesional nos quedamos con el Javier que nos ha demostrado que con base en trabajo, esfuerzo, determinación, paciencia y dedicación puedes cumplir, e incluso superar, lo que algún día soñaste.
¡GRANDE CHICHARITO!