El 19 de noviembre de 2005 se disputó una edición del clásico español entre Real Madrid y FC Barcelona que quedó en la historia. ¿Las razones? La ovación que se ganó Ronaldinho en el patio del máximo rival y el primer duelo contra Real Madrid que jugó Lionel Messi, quien después se convertiría en el máximo goleador histórico de los clásicos.
Messi, con apenas 18 años, fue elegido por Rijkaard para acompañar a Ronaldinho y Samuel Eto’o en el tridente ofensivo del FC Barcelona. El chico argentino se enfrentaba por primera vez al Real Madrid, que tenía en su ataque a futbolistas de la talla de David Beckham, Zinedine Zidane, Raúl, Robinho y Ronaldo.
Tras Ronaldinho, que tuvo una actuación tan destacada que se ganó la ovación de la afición blanca, Messi fue el futbolista más desequilibrante del conjunto culé. Además de asistir a Samuel Eto’o en el primer gol y generar varias ocasiones, el chico argentino que llevaba el dorsal 30 en la espalda hizo sufrir a Roberto Carlos, Pablo García, Sergio Ramos, Iván Helguera y Michael Salgado.
Messi abandonó el terreno de juego en el minuto 70, cuando el partido estaba 2-0 a favor del Barça, por Andrés Iniesta.
Resumen del partido: