En 2003, luego de brillar con el París Saint Germain y ser campeón del mundo con la Selección de Brasil, los gigantes de Europa se acercaron para tratar de cerrar su incorporación. Tenía 22 años de edad y era considerado una de las más grandes joyas del fútbol mundial, por lo que había muchas opciones en la mesa.
Al final, la que parecía sería la más interesante para su crecimiento futbolístico y el PSG venía desde Inglaterra. Manchester United, que en aquel entonces era dirigido por Sir Alex Ferguson, ofertó por él pensando en que se convertiría en su jugador distinto en zona de creación.
Ronaldinho parecía decidido en que el United sería su destino, pero una llamada del FC Barcelona lo cambió todo. Sandro Rosell, que era contendiente a la presidencia del club catalán, localizó al astro brasileño y logró cerrar uno de los mejores fichajes en toda al historia del deporte.
«Estuve a punto de fichar por el United. Todo ocurrió muy rápido, en 48 horas. Sin embargo, Sandro Rosell me había preguntado mucho antes de recibir esa oferta: ‘Si soy presidente del Barça, ¿vendrías?’. Y le dije que sí. Solo faltaban detalles con el United cuando Rosell me llamó para decirme que iba a ganar las elecciones. Y yo le había prometido que jugaría en el Barça. La negociación fue sencilla y rápida; le dije a los ingleses que había elegido el Barcelona», cuenta Ronaldinho.
A casi doce años de ese momento, Ronaldinho no se arrepiente de la decisión que tomó. El genio de Porto Alegre recuerda con mucha nostalgia sus días en el FC Barcelona: «Fue la elección correcta. A los brasileños siempre nos ha gustado el Barça, tenemos historia ahí. Además, fuera del terreno de juego mejor allí que en cualquier otro sitio de Europa. Extraño mucho Barcelona. Pasé cinco temporadas maravillosas allí, un equipo al que le gustan los delanteros y los jugadores con talento».