2015 es el año en el que ha quedado claro que debemos ser muy cuidadosos con nuestras redes sociales pensando en el ámbito laboral. La razón es muy sencilla: TODO lo que escribimos o compartimos, está al alcance de cualquier persona y podría traernos consecuencias severas…
¿No nos creen? Pues, les traemos dos ejemplos de cómo algunos mensajes en Twitter pueden romper una relación laboral en un abrir y cerrar de ojos. Sergi Guardiola y Julio Rey son dos jugadores juveniles españoles que se habían arreglado con clubes importantes del balompié ibérico para jugar en sus filiales.
Todo estaba cerrado, incluso Sergi firmó su contrato, pero las operaciones se vinieron abajo luego de que los directivos de los clubes involucrados (FC Barcelona y Deportivo La Coruña) leyeran tuits -de hace años- en los que los chicos hacían referencia de manera negativa a la institución a la que estaban llegando.
Julio Rey, con 20 años, había sido fichado para jugar en la reserva del Deportivo La Coruña. Al final, el movimiento no pudo ser porque, en 2012, cuando tenía 17 añitos, se le ocurrió tuitear: «Puta Depor, Puta Riazor».
Sergi Guardiola, por su parte, vio cómo rescindieron su contrato en el FC Barcelona B tras haber insultado al club y a Cataluña hace un par de años, cuando militaba en la Segunda División B de España.
Dos fichajes y dos sueños derrumbados por culpa de la ligereza con la que utilizaron sus redes sociales. ¿Moraleja de la historia? No tuitear -o tuitear sin ofensas- sobre nada que tenga que ver con el medio en el que te relacionas laboralmente. QUÉ HISTORIAS.