Luis tenía 15 años de edad y Sofía Balbi tenía 13 años cuando se conocieron. Eran muy jóvenes, pero no les costó mucho darse cuenta que habían encontrado a su complemento. Eran muy felices juntos pero, parecía, la relación no duraría mucho, ya que la familia de Sofía se tenía que mudar a Barcelona por cuestiones laborales del padre.
«Nos sentamos de noche en una parada y nos pusimos a llorar porque pensábamos que no nos íbamos a ver más», recuerda Sofi. “El día que nos despedimos, yo con 16 años y ella a punto de cumplir 14. Era un ‘adiós, un gusto haberte conocido’ y no un ‘nos vemos’, por mi situación económica y por la de ella, que se iba buscando una mejor calidad de vida. No sabíamos qué pasaría”, contó Luis.
Lucho se vino abajo con la noticia, pero se prometió que se convertiría en un grandísimo jugador para poder llegar al fútbol europeo y reencontrarse con Sofía. Aunque visitó a su chica alguna vez cuando jugaba en Nacional, no era lo mismo. La lejanía hizo que ambos dudaran, pero el amor pudo más que cualquier otra cosa. Cuando Luis se ponía mal, ahí estaba Sofía para alentarlo y motivarlo en la lucha por sus sueños.
Con 19 años de edad y sin haber disputado 50 partidos con Nacional, Luis tuvo la oportunidad de marcharse al fútbol del viejo continente. Brasil también tocó su puerta, pero ni consideró esa opción porque quería emprender su viaje a Europa para compartirlo con la mujer de su vida.
«Si Sofía no hubiera estado en España y hubiera estado en Uruguay, no sé si habría ido al Groningen (su primer equipo en Europa). Mis primeros días ahí fueron muy difíciles. Era muy niño», declaró.
El plan inicial no era que Sofía se mudara con él a Holanda, pero Luis sintió que no podría solo en territorio holandés. El charrúa se escapó a Barcelona en un fin de semana y convenció a los padres de su novia para que se mudara con él. «No sólo era por querer jugar al fútbol (llegar a Europa), era estar más cerca con Sofía. Éramos muy jóvenes y estábamos sufriendo mucho», cuenta Lucho.
«Vente conmigo y estaremos siempre juntos», le dijo Suárez, con 19 años, a una Sofía, de 16 añitos. Y así ha sido. Trece años después, Sofía y Luis siguen juntos, viven en Barcelona, la ciudad que parecía los alejaría para siempre, y son padres de la bella Delfina y el pequeño Benjamín.
«Sofía es todo para mí. Obviamente están mis padres, hermanos y todos, pero creo que mi mujer es la persona que me ha guiado por el camino correcto, el de saber darme cuenta de las cosas. Ella me ha enseñado el camino de ser el marido y padre, y no siempre el Luis Suárez futbolista. Me hace darme cuenta de muchas cosas. Ha sido muy importante para todo lo que he hecho en mi vida».