Para homenajear a Luis Suárez en su cumpleaños podríamos poner sus goles, curiosidades y hazañas en el terreno de juego pero, en esta ocasión, hemos decidido rescatar la historia que, nos parece, marcó su vida. DISFRUTEN, Invictos, que vale mucho la pena.
LUIS SUÁREZ, GUERRERO CHARRÚA
No le regalaron nada. La palabra ‘fácil’ nunca estuvo presente en la vida de Luis Alberto Suárez. Familia humilde, muy pocos recursos. Comida nunca faltó, pero no pudieron darle ningún lujo. Su mejor amigo siempre fue un balón de fútbol, aunque la indisciplina que mostraba hacía pensar que el balompié solamente sería un pasatiempo…
Comenzó en las inferiores de Nacional. A pesar de que Danubio se acercó primero, él tenía claro que quería jugar con el club de sus amores. Talento tenía de sobra, nadie lo dudaba, pero nunca fue un chico que fuera capaz de lograr controlar sus emociones.
La separación de sus padres cuando aún era niño le pegó muchísimo. La fiestas y las salidas nocturnas comenzaron a adueñarse de su vida. En las inferiores de Nacional estaban cansados de sus indisciplinas, incluso le pusieron un ultimátum: «O comenzás a entrenarte y a centrar tu vida o te vas de aquí», le dijo su entrenador en categorías inferiores.
A los 15 años conoció a alguien que le dio un giro a su vida. Una niña de 13 años lo cambió totalmente. ¿Su nombre? Sofía Balbi. Ella fue la encargada de enderezar el rumbo de Suárez. Alentó a Luis para que no desistiera en su sueño de convertirse en futbolista y lo convenció de seguir estudiando.
Meses después de comenzar su relación, Sofía se marchó a Barcelona junto a su familia. Suárez relata que ha sido uno de los días más tristes de su vida, pero fue ese mismo día en el que decidió que se convertiría en un gran futbolista. Cuando se despidió, Lucho le prometió a Sofía que alcanzaría el profesionalismo y llegaría al fútbol europeo para vivir con ella.
«La verdad que fue muy complicado porque ella era muy importante para mí. Empecé a valorar más cosas porque yo sentía que había encontrado a la persona indicada y fue un momento muy triste para mí. La noche en la que se fue lloramos mucho. Yo todo el tiempo estaba en mi cama, veía un cuarderno de canciones que me había dejado y lloraba», cuenta Suárez.
«Lo que yo ganaba era para mi familia y una vez Sofía me dijo que si no iba a visitarla lo mejor sería dejar la relación porque habíamos tenido problemas para comunicarnos por la distancias. Mi hermano mayor que ya jugaba me prestó 70 dólares. Los cambié para viajar a Barcelona», añadió.
Trabajó como nunca, se dedicó totalmente al fútbol y llegó a Primera División, el siguiente paso lo tenía claro: jugar en el balompié del viejo continente, siendo más específicos al FC Barcelona, para reencontrarse con Sofía. Un gran año de debut con Nacional lo llevó al fútbol europeo. Groningen, su primera parada. Lo primero que hizo cuando llegó a Europa fue ir a Barcelona para pedir la mano de su novia, quien aún era menor de edad.
La verdadera aventura europea comenzó tras una gran temporada con el modesto Groningen. Ajax, un gigante del fútbol holandés, lo fichó y, ahí, Suárez se convirtió en un auténtico ídolo. Pese a que ya tenía a Sofía a su lado, el sueño era el mismo, en 2008 dijo: «Yo soñaba y sueño todavía con jugar en el FC Barcelona, la verdad no pensé llegar de Nacional al FC Barcelona porque iba a ser un poco difícil. Sueño con jugar en el FC Barcelona».
Previo a la parada esperada, aterrizó en Liverpool, club en el que se consolidó en la élite del fútbol europeo. La recompensa a todo lo que trabajó llegó después de la Copa del Mundo de Brasil 2014, cuando FC Barcelona anunció que compró su ficha por 81 millones de euros en una transferencia récord.
Le tomó 3 años, 35 partidos y 12 goles cumplir la promesa que le hizo a su mujer: llegar a Europa y casarse con ella. Y le tomó 12 años y más de 200 goles en Europa cumplir su sueño: jugar en el FC Barcelona.
Darse por vencido no es una opción. No para Luis Alberto Suárez Díaz.