Después de lo ocurrido el 25 de enero del 2010 en el interior de un bar de la ciudad de México, el paraguayo Salvador Cabañas agradece por seguir vivo y poder compartir con la gente que siempre lo ha querido.
Sin lugar a dudas extraña los terrenos de juego, incluso intentó regresar con el club en el que debutó, 12 de octubre, y en categorías de nivel inferior en Brasil, pero terminó por desistir ante las complicaciones físicas que podría llegar a tener. Pese a que el fútbol dejó de ser parte de su vida de manera profesional, El Mariscal dice estar bien con su familia.
«Estoy bien. Recuperándome al 100% y estoy bien. Gracias a Dios, a mi familia y a mi nuevo representante estoy bien. Estoy contento», dijo en una entrevista que concedió en 2015.
Su último club profesional fue el América y, aunque le hicieron un homenaje en el Estadio Azteca, no ha mantenido contacto con ningún miembro del club, ni directivos ni jugadores. Salvador acepta que esta situación lo pone un poco triste, aunque entiende que así es la vida del futbolista…
«No, con nadie del América he tenido contacto. Pero, ¿qué vamos a hacer? Así es la vida. Parte de la vida del fútbol es así. Cuando uno está bien, siempre están contigo. Te agradecen y todo. Pero después se olvidan de muchas cosas», comentó en 2015. Con sus compañeros de la Selección de Paraguay fue lo mismo: «No (no apareció ningún compañero de la Selección de Paraguay). Hasta el momento nada».
Chava, en una entrevista concedida al programa Día a Día de Telefuturoinfo en este 25 de enero del 2016, asegura que ha dejado todo lo que le pasó atrás y ahora se dedica a disfrutar de su familia: «Ya olvidé todo eso (el atentado). Ahora lo que quiero es disfrutar de mi familia, que casi no estuve con ellos anteriormente porque tenía que jugar y viajar. Ahora estoy disfrutando al máximo con ellos. Y siempre voy a estar agradecido con mi familia».
Lo que vivió le ha permitido reflexionar mucho: «Hay amigos que están por el dinero, pero ya no están en mi vida. Los que nunca me pidieron nada y hoy están conmigo son los verdaderos amigos. Me doy cuenta ahora que cuando uno juega eres figura y cuando no ya después nadie te hace caso. Es ingrato«, declaró para Día a Día.
Lo levanta el apoyo de la gente: «Siendo ídolo en Paraguay y ahora nadie te hace caso. Nadie en la Federación y ningún compañero se acercó. Si es difícil. La gente común si se acuerda de mí, los respeto mucho y eso es lo que te levanta siempre».
El último reporte laboral que se tiene del gran Cabañas es que trabaja en el negocio que es tradición en su familia: panaderías. Su sueño sería volver a vincularse con el mundo del fútbol a través de una escuela para ayudar a los chicos que sueña con alcanzar el profesionalismo.
A 6 años del atentado que cambió su vida, en México no se le olvida. Su legado en el fútbol es imborrable. ¡GRANDE, MARISCAL!