El 2 de marzo de 1991, la afición del Manchester United veía debutar a un chico galés que se convertiría en el jugador más ganador y con más partidos disputados en toda la historia del club. Ryan Joseph Giggs se presentó como red devil en un partido ante Everton que se disputó en Old Trafford.
Ingresó al partido por la lesión de Denis Irwin y, lamentablemente para su causa, el equipo rojo no pudo ante los Toffees. El sabor amargo que quedó por la derrota no se mantendría por mucho tiempo, ya que pasarían unos meses para que se volviera un titular indiscutible del equipo dirigido por Sir Alex Ferguson.
Era un talento especial y el entrenador escocés lo sabía. No por nada fue a su casa cuando Ryan tenía 16 años de edad para evitar que continuará su formación con el Manchester City y se uniera a uno de los clubes más importantes del mundo.
Tras aquel partido, Ryan disputó 962 encuentros más, marcó 169 goles, se mantuvo en el primer equipo 23 temporadas, conquistó 34 títulos, dirigió 4 duelos, fue DT-entrenador y se convirtió en una de las leyendas más grandes en la historia del deporte.