Trabajó con él durante toda su etapa con el FC Barcelona. Bajo su mandato, Hristo Stoichkov se convirtió en el mejor jugador del mundo, siendo reconocido con el Balón de Oro de 1994. Tuvieron algunos malentendidos, pero el genio búlgaro no tiene más que palabras de agradecimientos para el gran Johan Cruyff.
«Mal con Cruyff no he estado nunca; malentendidos, sí. A ningún jugador le gusta que le cambien; él lo hacía para joderme, para que estuviese más motivado al día siguiente. Eso no lo entiende la gente. Pero, ¿sabes cuántas veces he ido a comer a su casa para que me explicase cosas en la pizarra? Me ponía la comida más barata del mundo. Una ensalada y, en mitad, un huevo. Y yo: Joder, míster…. Y él me contestaba: “típico holandés”, declaró Hristo en 2013.
Stoichkov no olvida sus apuestas con Cruyff. El holandés hacía todo para ganarle, incluso lo sacaba de partidos para ‘joderlo0: «Johan tenía el mismo toque que cuando jugaba, en cada entrenamiento iba y chutaba a tocar los palos. Siempre que lo hacíamos, él ganaba. Siempre, y apostando dinero. Una vez en Tenerife me ganó cien mil pesetas, el cabrón. Me dijo: si marcas un gol te doy cien mil, si no, me pagas tú. En el primer tiempo íbamos 2-0. Laudrup un gol y Goico otro. Y en el medio tiempo, me cambia. Le digo: “¡Por qué me cambias!”. Y dice: “Paga las cien mil pesetas”. Qué hijo de puta, siempre jodiendo».
Cruyff fue como su padre: «Pero allá donde voy ha estado él. Con la fiesta del Balón de Oro, en la Bota de Oro del Mundial. ¿Por qué? Porque es mi entrenador, mi padre, joder. Cambió algunos conceptos de mi juego, me movió, pero la gente no entiende cuál es el verdadero trabajo de Johan. No puedo pedir más de él. Le estaré siempre agradecido«.