Todavía no tenía un año cuando agua hirviendo de un recipiente le cayó encima de su rostro. Lo llevaron al hospital envuelto en una manta que, al disolverse, quedó pegada a su piel y agravaron las quemaduras que sufrió. Estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva y le quedaron cicatrices en la cara/cuelo.
Con el pasar de los años, Carlitos Tévez se convirtió en uno de los mejores futbolistas del mundo. Jugó en varias de las Ligas más importantes del mundo y representó a su país a nivel internacional. Podría, sin problemas, operarse las cicatrices para tratar de disimularlas un poco, pero El Apache no ha querido hacerlo…
¿La razón? «Cuando me miro al espejo me recuerdan de dónde vengo y quién soy. Estuve tres meses en terapia y no me acuerdo de cómo lo viví, era muy pequeño cuando me quemé, así que cuando las veo sé que son parte de mi vida».
¿Qué es el fútbol para Tévez? «Un juego. Yo disfruto porque me lo tomo así. Si no, no jugaría, no pienso en los contratos, en la plata que gana mi compañero… El día que no disfrute, dejo de jugar. No tendría problema, puedo vivir sin fútbol».
Fuente: Marca.