6 de mayo del 2013, América y Cruz Azul se declaraban listos para medirse en la final de vuelta del campeonato mexicano. La ida había terminado 1-0 a favor de Cruz Azul con anotación de Giménez. Las águilas, dirigidas por Miguel Herrera, contaban con el apoyo de más de 100,000 personas en el Coloso de Santa Úrsula, así que se confiaba en la remontada.
América tuvo un mejor arranque, pero una jugada en los primeros minutos del partido lo cambió todo. Jesús Molina frenó a Pablito Barrera, quien se escapaba solo contra Moisés Muñoz. Por la distancia entre el arco y el jugador de Cruz Azul se pensó que sería tarjeta amarilla, pero el juez Paul Delgadillo consideró que era una jugada manifiesta de gol y decidió expulsaron. Apenas corría el minuto 14 del primer tiempo y América ya tenía inferioridad numérica.
Por si fuera poco, 6 minutos después de la roja de Molina, Teófilo Gutiérrez aumentó la ventaja para los de Guillermo Vázquez con un disparo cruzado que Moisés Muñoz no logró contener. Inferioridad numérica, lluvia y dos goles de desventaja en el global, el panorama era complicadísimo para los azulcremas. Herrera ajustó: sacó a Reyes y mandó a Layún, futbolista que ayudó al América a equilibrar las cosas.
El tiempo fue corriendo y la reacción americanista lucía lejana. Pese a que Benítez intentaba con velocidad y Jiménez trataba de asociarse, Jesús Corona estaba pasando una noche tranquila. Cruz Azul, por su parte, tuvo al menos dos contragolpes clarísimos que, increíblemente, no lograron definir.
El partido se estaba terminando y la afición del club de la Noria comenzaba a celebrar. Pero el Club América está hecho para grandes hazañas y, esa noche, los jugadores de la institución de Coapa protagonizarían una más…
Un minuto antes de que finalizar el tiempo regular, América despertó con un gol en un tiro de esquina. Aquivaldo Mosquera aprovechó un centro de Christian Bermúdez y la mandó guardar con un remate de cabeza cruzado. Faltaba el tiempo agregado y al América le faltaba un gol para empatar el global. El Piojo, a pesar de jugar con 10, le pedía a sus jugadores que se lanzaran con todo al frente.
La jugada histórica llegó al 93′. Cuando todo parecía perdido, Moisés Muñoz remató de cabeza un centro de Martínez, el balón no iba con mucha potencia, pero Alejandro Castro lo desvió y, ese ligero contacto, evitó que Corona pudiera reaccionar. América había conseguido lo impensable, pero el título aún estaba seguro…
En el tiempo extra, el momento anímico fue totalmente americanista. Jugaban con 10 hombres pero, por momentos, parecía que jugaban con 12 o 13. Gracias a Jesús Corona, Cruz Azul pudo llevar la definición a penales, donde el elenco amarillo completaría la final más épica en la historia del fútbol mexicano.
Orozco no pudo con Muñoz. Raúl Jiménez ejecutó como jefe. Alejandro Castro falló. Benítez convirtió el suyo. Chávez hizo el primero para Cruz Azul. Osvaldo Martínez no falló. Gerardo Flores hizo su trabajo. Y todo quedó en los pies de Layún. Si Miguel marcaba, la historia terminaba, si no, Cruz Azu seguía con oportunidades. El jugador más criticado del fútbol mexicano se agigantó y convirtió el gol que le dio la décima primer estrella al Club América.
¡NOCHE INOLVIDABLE PARA EL AMÉRICA Y EL FÚTBOL MEXICANO!